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EDMUNDO Y EL SILENCIO DEL DISCURSO

No es necesario ser un experto para percibir que el escenario para las Elecciones Presidenciales comienza a definirse con más claridad. El chavismo se presenta unido con la candidatura de Maduro y utiliza las ventajas que le da el poder para sobreponerse a un inmenso e inocultable descontento popular. La oposición abandonó los vericuetos inconstitucionales, se aferró a la “ruta electoral” y está desarrollando un discurso sin mucho contenido que busca proyectar la llave Edmundo-María Corina.
Después de superar obstáculos de todo tipo, la oposición logró concertar un acuerdo de unidad para apoyar la candidatura de Edmundo González Urrutia quien había sido inscrito como “candidato tapa” para preservar la tarjeta. Recibió el apoyo de Manuel Rosales, la bendición de María Corina Machado y el soporte simbólico de las organizaciones políticas agrupadas en la Plataforma Unitaria Democrática heredera de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática -MUD-. Edmundo González se convirtió en la esperanza forzada de la oposición para ganar las Elecciones Presidenciales más complejas y trascendentales de los últimos años.
El candidato presidencial de la unidad opositora es un diplomático de carreara que desempeñó cargos de alto nivel en el Servicio Exterior y en el Servicio Interno de la Cancillería durante los gobiernos de Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera y Hugo Chávez. No hay duda de su amplia formación profesional y en los últimos años ha actuado tras bastidores al lado de Ramón Guillermo Aveledo en la MUD y la Plataforma Unitaria Democrática. Es un activista político de oficina que le falta calle y un discurso propio para que comience a hablarle al país.


No hay dudas sobre la estrategia electoral de la oposición que busca fortalecer la vinculación Edmundo-María Corina, pero el candidato debe hablarle al país o se convierte en un adorno para cubrir una formalidad. Es ahí donde la confusión con el planteamiento de “la transición” se torna dudoso y hasta peligroso. Es lógico y acertado que Edmundo González desarrolle un mensaje para fortalecer su nexo con María Corina Machado porque es ella quien tiene los votos, impulsa las movilizaciones y articula con sectores populares para construir una organización electoral. El discurso del silencio no tiene efecto en el terreno electoral.
Desde el día que se inscribió como “candidato tapa” hasta el 20 de abril, Edmundo González no apareció, no le habló al país. Esa actitud se entendió como una estrategia para evitar que su candidatura fuese anulada. Desde el momento que su candidatura recibió el apoyo de la Plataforma Unitaria Democrática y el CNE admitió su inscripción, el país espera sus orientaciones para salir de la crisis y comenzar la recuperación económica, social y política. Estamos ante un proceso electoral inédito porque un candidato con una gran oportunidad de triunfo no le habla al país.
En el ejercicio diplomático siempre prevalece la capacidad de negociar para lo cual es tan importante el discurso pronunciado para argumentar como el silencio cuando es necesario pertinente y estratégico, pero en una competencia electoral el silencio NO trasciende.
Si Edmundo González Urrutia no le habla al país será percibido como un candidato circunscrito a universo limitado y eso contradice su formación como diplomático de carrera. La gente espera un intenso debate sobre el futuro del país e interpreta la transición como un proceso de ejecución sistemática de políticas públicas que abran cauce a la recuperación económica, social y política.
No concebimos la candidatura de Edmundo González como un instrumento para ganar las Elecciones Presidenciales y provocar una crisis de gobernabilidad que obligue a convocar un Gobierno de Transición.
El Discurso del Silencio no es lo mismo que el Silencio del Discurso.

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