Lo bueno de lo malo

Hoy en día por ejemplo en mi urbanización en un radio de cinco cuadras a la redonda hay 4 pizzerías, 3 heladerías, 2 pastelerías, 6 negocios de comida rápida, no sé cuántas peluquerías y servicios de manicure, 4 bodegones, ventas de cervezas y licores, vendedores de medicinas, reparación de electrodomésticos y  de aire acondicionado y cualquier otra variedad de prestaciones al alcance de un WhatsApp

No podemos conformarnos con nuestras desgracias, después de las destrucciones deben surgir impulsos generadores que permitan el mejoramiento y la reconstrucción de las ruinas y desastres que, por conflictos militares, políticos, económicos, desastres naturales o una mezcla de algunos de ellos, nos ha tocado vivir en Venezuela de los dos últimos decenios.

Definitivamente el ser humano es un animal de adaptación y se reinventa si de la conservación de la especie se trata. Así ha tocado a la mayoría de los habitantes de esta tierra para sobrevivir en este régimen genocida y hambreador, porque les digo en mis artículos que un trabajador promedio gana 3 dólares mensuales y la canasta alimentaria cuesta más de 300$ muchos piensan que la gente se está muriendo  de hambre tiradas en las calles o que soy un tremendo exagerado y escribo una sarta de mentiras.

Ni lo uno ni otro, esta crisis ha sacado lo mejor de muchos y ha logrado cambiar ciertos paradigmas que parecían inalterables. A quien le toco como a mi vivir la época de bonanza, mis principales críticas era que  teníamos los peores servicios del mundo, aquí si un restaurante estaba lleno, tocaba irte a buscar otro, no había un servicio que te invitara a degustar un trago mientras se desocupaba una mesa, tampoco una línea área que te ofreciera conexiones o alternativas y no me refiero a los servicios públicos que era excelentes, te llevaban el gas a tu casa, tenías varias operadoras de tv para escoger, llegaba el agua por tuberías etc, me refiero a la forma de tratar del prestador del  servicio, había tanta demanda que no había necesidad de esforzarse por ganar o conservar clientes.

Hoy en día por ejemplo en mi urbanización en un radio de cinco cuadras a la redonda hay 4 pizzerías, 3 heladerías, 2 pastelerías, 6 negocios de comida rápida, no sé cuántas peluquerías y servicios de manicure, 4 bodegones, ventas de cervezas y licores, vendedores de medicinas, reparación de electrodomésticos y  de aire acondicionado y cualquier otra variedad de prestaciones al alcance de un WhatsApp, la cuestión  ni siquiera es  la variedad de ofertas,  sino el excelente servicio, todas lo tienen a domicilio con el famoso “Delivery” que se impuso como modismo, todos compiten por brindar el mejor servicio con traslado gratis, artículos de regalo, recarga de bebidas sin costo, 2X1, 5X3, papas fritas de regalo, cupones de descuento etc, si se te acabaron los cigarrillos de madrugada y tienes el síndrome de abstinencia en pocos minutos puedes tener una bicicleta frente a tu casa con una caja de cáncer por pitillos  por un módico precio y sin quitarte la pijama.

Venezuela era un país donde era difícil conseguir jardineros, servicio doméstico, choferes, vigilantes,  todos eran considerados oficios de segunda, incluso hasta extenderse un dicho que se hizo famoso “Prefiero que se vaya la mujer, que la cachifa” (Término despectivo para la empleada de servicio doméstico).

Hoy la crisis nos quitó esa soberbia, aprendimos a caminar por la falta de gasolina, a recoger agua, a ser humildes con los semejantes, a desempeñar cualquier oficio decente, a emigrar y olvidarnos de títulos y reconocimientos, a respetar a gente de diferentes culturas, a no creernos la última coca cola del desierto, que toda esta crisis ha sido un nuevo aprendizaje del cual saldremos fortalecidos, con mayor conocimiento, con las experiencias adquiridas en naciones más desarrolladas, con el manejo de otros idiomas y culturas, todo puesto en el objetivo de reconstruir lo que para nosotros era el mejor país del mundo y que hoy miramos con dolor su progresiva destrucción.

No podemos rendirnos, recuperaremos el brillo y esplendor de tiempos pasados, más preparados, más enriquecidos, más ubicados y por sobre todas las cosas más humildes, iba a decir más Maduros pero esa palabrita es causa principal de nuestras desgracias y prefiero execrarla de mi repertorio.

Hay cosas buenas también de lo malo, Adenium Obesum una de las más bella flores y crece en el desierto, haremos todos los sacrificios para que nuestra jardín vuelva a florecer, muy a pesar de los actuales jardineros. Seguiremos conversando.

Claudio Zamora / Claudiozamora06@gmail.com

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