Venezuela: De lo normal a lo extraordinario
En Venezuela lo normal se ha vuelto extraordinario, si en tu ciudad, urbanismo o calle la energía eléctrica funciona los siete días de la semana, las 24 horas del día resulta algo poco común, lo normal ahora es que “se vaya la luz” así mismo otro hecho atípico se genera cuando otros servicios básicos como el agua potable, la señal telefónica y de internet operan eficientemente, esto sin contar con “lo milagroso” que desde hace un tiempo resulta surtir combustible para tu vehículo sin pasar días enteros en una cola. Así nos ha tocado adaptarnos a vivir en los últimos años, sumergidos en los diversos y cada vez más agobiantes problemas, claro está sin que los encargados de gestionar soluciones macros, reales y sostenibles vayan más allá del mero conocimiento de los mismos. En mi país estamos huérfanos de líderes que de forma honesta se identifiquen con las necesidades de una ciudadanía que sufre las peores consecuencias de malas decisiones individuales, pero que han venido afectando a un colectivo cada vez más grande, cuya esperanza de un “cambio” se pierde entre la indiferencia de unos pocos privilegiados.
Recientemente leí una publicación del heredero al trono Británico, el príncipe Williams donde señalaba lo siguiente: “necesitamos a las mejores mentes para reparar este planeta, no para encontrar otro lugar para vivir” ¡Que ironía con buscar afuera lo que no somos capaces de construir adentro¡
En este mismo sentido en Venezuela necesitamos a los mejores líderes, a las mentes más brillantes, a las almas más nobles y comprometidas con crear soluciones reales y perdurables en el tiempo, NO basta con ser un experto conocedor de las distintas penurias que vive todo un país, NO basta con prometer mejoras fantasiosas en época electoral para luego lanzarlas al olvido una vez ganado el cargo bajo la excusa de “NO HAY RECURSOS”. Los escucho hablar sobre la construcción de ciudades inteligentes, de un nuevo renacer mientras el anhelo de millones de venezolanos es tan sencillo y al mismo tiempo tan complejo como vivir en un país NORMAL. Uno donde funcionen los servicios públicos, donde el sueldo rinda para hacer mercado y hasta para ahorrar un poco, lo que urge en mi país son verdaderos líderes positivos orientados al diseño e implementación de estrategias capaces de superar la crisis y la pobreza, y así dejemos de pensar que comerse una pizza o una hamburguesa es un lujo inalcanzable por pocos y deseado por muchos.
Por: Andrea Calma