TIPS DE ELIAS ROJO…

1.-C0NSTIUYENTE OBRERA SÍ, PERO CON DIGNIDAD CLASISTA.
Los trabajadores de Guayana no se dejan engañar. Frente al llamado del Presidente Nicolás Maduro para impulsar y organizar una “Constituyente Obrera”, los trabajadores han asumido el reto, pero rechazan las acciones promovidas por dirigentes de la CBST que pretenden imponer candidatos y decisiones mediante maniobras oscuras y tracalerías de todo tipo. El rechazo colectivo ha sido claro y contundente. Los trabajadores no quieren una simulación burocrática ni una reedición de pactos cupulares. Exigen una Constituyente Democrática, Participativa y Clasista, construida desde las bases, con voz obrera legítima, sin traidores ni operadores del capital disfrazados de sindicalistas. La dignidad obrera no se negocia, la soberanía sindical no se impone desde arriba, la memoria de lucha exige representación real, no decorativa. Guayana reclama una Constituyente Obrera que represente los intereses históricos de la clase trabajadora, que se articule con el poder popular, recupere los derechos laborales, luche por un salario digno y expulse a quienes han traicionado la causa obrera.
2.- LA CBST CONTRA LA VICEPRESIDENTA POR EL MEMORANDÚM 2792. Los trabajadores de Guayana no olvidan. Un dirigente del PSUV y de la CBST intenta evadir su responsabilidad en el Memorándum 2792 (ese grotesco documento que despojó de beneficios a trabajadores activos y jubilados) culpando públicamente a la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Pero los trabajadores saben que la traición no se disfraza con señalamientos tardíos. El Memorándum 2792 fue ejecutado con complicidad política y sindical de todos los dirigentes de la CBST. Sirvió para justificar el desmantelamiento de conquistas laborales bajo el pretexto de una estrategia para la Recuperación Económica. Ningún dirigente que lo avaló puede hoy lavarse las manos. La memoria de los trabajadores es muy clara. Quienes firmaron, defendieron o aplicaron el 2792 están del lado del capital, no de la clase trabajadora. Guayana exige justicia laboral, restitución de derechos y una dirigencia que no se esconda tras excusas, sino que rinda cuentas ante el pueblo trabajador.
3.- UNA CONSPIRACIÓN, DESDE EL SUR, TEJE LA ALIANZA DE LAS SOMBRAS. En los vericuetos de la política regional se teje un vínculo que, bajo apariencia de alianza patriótica, esconde la urdimbre de una jugada mayor. Sorpresivamente, el alcalde del calipso y el oro se une con el exgobernador del sindicalismo fracasado y rechazado para levantar juntos, con la discrecion de los conspiradores, una arquitectura política que, más que ayudar a la recuperación económica del estado Bolívar y fortalecer la gestión presente, parece orientada a desplazarla jugando a su fracaso. La Gobernadora Yulisbeth García se convierte así en blanco de una estrategia que, disfrazada de cooperación política entre supuestos dirigentes antagonicos, prepara el terreno para una candidatura emergente en caso de que los vientos externos, como la presión de Washington, alteren el tablero político e institucional. Lo que se presenta como cercanía política, en realidad es la antesala de una trastada que busca reconfigurar la gobernación desde las sombras. La conspiración está en marcha.
4.- LA AMENAZA DE GUERRA QUE ALGUNOS BURÓCRATAS NO QUIEREN QUE TERMINE. Mientras el pueblo venezolano sufre la incertidumbre que impone la amenaza de una invasión, clamando por la paz y la defensa de la soberanía, una élite de burócratas enquistada en las Empresas Básicas y la CVG reza en silencio por la prolongación del conflicto. No por patriotismo, sino por cálculo. Saben que la amenaza externa les sirve de escudo para postergar lo inevitable. Algunos presidentes de empresas y altos cargos de la CVG apuestan a la tensión internacional para evitar rendir cuentas y permanecer en el poder sin importarles el sufrimiento del pueblo. Una investigación institucional dejó resultados que apuntan a la remoción de quienes han desviado el rumbo de la gestión pública y traicionado la confianza de los trabajadores en Guayana. La defensa de la patria no puede ser excusa para encubrir ineficiencias, corrupción o traiciones al mandato popular. La paz no se negocia, se construye con verdad, justicia y renovación. Que nadie se escude en la guerra para frenar la transformación que exige el pueblo trabajador.
5.- EL SILENCIO DE LOS FUNCIONARIOS PÚBLICOS TAMBIÉN ES COMPLICIDAD. En medio de un país que se reconfigura entre amenazas externas, exigencias populares y urgencias históricas, el silencio de muchos funcionarios públicos no es neutralidad, es complicidad. Callar ante la amenaza de invasión, el despojo, la ineficiencia o la traición al mandato popular es una forma de evadir la responsabilidad social de la función pública. Venezuela atraviesa un momento de definiciones. La transformación institucional y territorial exige posicionamientos claros, no evasivas. Se está imponiendo el silencio como estrategia de supervivencia porque algunos funcionarios apuestan a pasar desapercibidos, esperando que la tormenta pase sin asumir responsabilidades ni compromisos. La historia no absuelve la omisión. La función pública no es un refugio, es un mandato de servicio. Quien calla en este dificil momento, legitima el desorden y aplaude la intervención extranjera. En tiempos de reacomodo, el silencio no es prudencia, es traición. Que hablen los que aún creen en la patria, porque el pueblo está atrincherado en la conciencia colectiva con grandes expectativas.

