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TIPS DE ELIAS ROJO…

1.- NO TODOS LOS ALCALDES MARCHAN AL RITMO DE LA GOBERNADORA. La reciente evaluación institucional y política realizada por el PSUV en el estado Bolívar dejó al descubierto una verdad incómoda. Varios alcaldes no logran sostener el ritmo de trabajo, la energía social ni el nivel de articulación que imprime la Gobernadora Yulisbeth García en su gestión institucional y política. Mientras Yulisbeth García avanza con fuerza en el proceso de transformación regional, activando políticas, movilizando comunidades y articulando con instancias nacionales, algunos mandatarios locales muestran un exceso de escritorio, desconexión con el territorio y falta de empuje; quedando rezagados frente a las exigencias del momento. No se trata de todos los alcaldes, pero el pueblo sabe quiénes son. La diferencia es evidente en la calle, en la gestión y en la capacidad de respuesta. La gobernadora marca el paso, pero no todos lo siguen, y eso comienza a tener consecuencias políticas. Este desfase no solo afecta la dinámica interna del PSUV, sino que abre escenarios de reconfiguración territorial, donde la exigencia de las comunidades y el liderazgo regional podrían activar relevos, ajustes o nuevas formas de conducción local.

2.- ¿CUBA REAFIRMA SU APOYO POLÍTICO? Cuba reafirma apoyo político a Venezuela, pero evita confrontación militar directa. La supuesta declaración del vicecanciller cubano, en la que ratifica el respaldo político pleno a Venezuela, pero descarta inmiscuirse en una confrontación militar con Estados Unidos, ha generado lecturas estratégicas en diversos círculos diplomáticos y políticos. Aunque no ha sido desmentida, la postura cubana parece describir una línea de contención táctica. Mantener la solidaridad histórica con Venezuela, sin escalar hacia escenarios bélicos que podrían alterar el equilibrio regional. Para muchos analistas, se trata de una declaración de carácter estratégico, que busca preservar los canales de apoyo sin exponerse a una provocación directa. Este gesto reafirma el vínculo político entre La Habana y Caracas, pero también marca límites claros en el terreno militar, en un contexto donde las tensiones geopolíticas se intensifican. Cuba se mantiene firme en su respaldo, pero opta por una diplomacia de resistencia, no de confrontación. En Venezuela, la lectura es doble. Por un lado, se valora la continuidad del apoyo político; por otro, se reconoce que el escenario internacional exige nuevas formas de articulación, defensa, solidaridad plena y soberanía, sin depender exclusivamente de alianzas militares.

3.- LA INFLACIÓN AVANZA Y EL PUEBLO ESPERA RESPUESTAS. El crecimiento avasallante de la inflación en Venezuela ha desbordado los márgenes de control institucional. Los precios de los productos de primera necesidad se disparan sin freno, y el dólar oficial del BCV se ha convertido en el único vector que define el precio de bienes y servicios, incluso en sectores donde no debería tener incidencia directa. La gente lo vive en carne propia. Cada día es más difícil acceder a alimentos, medicinas y servicios básicos, mientras las instituciones guardan silencio o se limitan a gestos simbólicos sin impacto real. El clamor popular por acciones concretas se intensifica, pero las respuestas no llegan. Este fenómeno no es solo económico, es político y social. La disparidad entre los precios y el poder adquisitivo genera desesperanza, fractura el tejido comunitario y erosiona la confianza en quienes deben proteger al pueblo. La inflación no espera. El pueblo quiere justicia económica. En este contexto, la urgencia no es solo económica, es social y política.

4.- LA OPOSICIÓN EN GUAYANA SIGUE DE REPOSO MIENTRAS EL PAÍS BUSCA SALIDAS. En el estado Bolívar, la oposición parece haber entrado en modo reposo prolongado y absoluto. Sin agenda, sin calle y sin capacidad de articulación real con la gente. Algunos de sus dirigentes buscan vincularse a instituciones como mecanismo de sobrevivencia financiera, aunque eso implique su muerte política y desconexión total del tejido social. Lejos de construir alternativas, se acomodan al margen del proceso, esperando que la situación nacional derive en una crisis que les permita “pescar en río revuelto”. Otros siguen soñando con la entrada de los marines como única vía de reposicionamiento. Es una oposición sin narrativa, sin organización, sin perspectivas ni siquiera para rezongar. Mientras tanto, el país busca alternativas de solución que no esperan por nadie. El pueblo lo sabe. La desconexión opositora no es solo táctica. Es existencial, y cada día que pasa sin propuestas, sin presencia y sin vínculo con las comunidades, confirma su irrelevancia en el mapa político de Guayana.

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