Edición DigitalEditorialOpinión

SANCIONES, ELECCIONES, SUELDOS Y PENSIONES

No hay duda, estamos en un momento que puede ser muy alentador para la economía venezolana. 2024 es un año de grandes expectativas y confusas perspectivas. La incertidumbre electoral se ha convertido en una táctica para definir escenarios, aprovechar ventajas y consolidar negociaciones. El pueblo trabajador no ha sido favorecido por los efectos positivos de la flexibilización de las sanciones. La congelación de sueldos, jubilaciones y pensiones se ha convertido en un freno para las perspectivas de reactivación económica del país.
A mediados de octubre de 2023, el gobierno de EEUU anunció el levantamiento temporal de las sanciones sobre petróleo, gas, oro y otros sectores de la economía venezolana definidos como prioritarios. Fueron meses de intensas negociaciones secretas que concluyeron con la emisión de licencias. Dos días antes se había hecho público, en Barbados, un acuerdo entre el Gobierno de Venezuela y un sector de la oposición. Posteriormente, la Unión Europea hizo un anuncio similar quedando claro que EEUU y Europa necesitan conciliar con Venezuela para provechar la enorme reserva de petróleo y el gas natural que aumentan su dimensión estratégica con el conflicto Rusia-Ucrania-OTAN, la presión de la OPEP para impulsar los precios, el escenario bélico del oriente medio que tiene a Israel como epicentro de un conflicto de incalculables proporciones y la crisis energética de EEUU que exige una atención urgente.
Ante esta nueva realidad que abre amplias expectativas, la política económica venezolana se diluye en incoherencias y no da señales de capacidad interna para aprovechar estas posibilidades de abrir camino a la reactivación del aparato productivo. La situación de PDVSA luego del desfalco y saqueo que debilitó su estructura productiva, la crisis de los servicios públicos, la restricción del crédito bancario producto de los altos niveles de encaje y el bajo nivel de consumo derivado de una inexplicable política de congelación de sueldos, jubilaciones y pensiones están retrasando cualquier posibilidad de impulsar una economía diversificada y dejan todas las posibilidades de recuperación económica del país solo al sector petrolero aunque algunos analistas consideran que la economía venezolano puede tomar un impulso inesperado debido a un dinámico y controversial contexto geopolítico que favorece y al mismo tiempo puede acelerar la reinserción en el mercado internacional.
Para finales de este año se celebrarán las elecciones presidenciales en EEUU y deberían realizarse en Venezuela. Una terrible coincidencia. Las aspiraciones a la reelección de Biden y Maduro están ancladas a la producción y precios del petróleo. Biden necesita alimentar las refinerías del Golfo de México construidas, en otro tiempo, para procesar el crudo pasado y semipesado de Venezuela y con ello tratar de paliar la crisis energética que será tema central en la campaña electoral. El umbral de la incertidumbre electoral en Venezuela está incidiendo en el alcance de la flexibilización de las sanciones y con ello la definición de una política económica que marque la reactivación definitiva de la industria petrolera y el aparato productivo. Las expectativas electorales están determinadas por las perspectivas económicas y la necesidad de recuperar el Estado de Bienestar social.
La crisis económica de Venezuela, en toda su dimensión, se debe a la estrepitosa caída de los precios del petróleo, la drástica imposición de sanciones económicas unilaterales por parte de EEUU, la Unión Europea y Canadá combinadas con la ineficiencia e ineficacia institucional y los incontrolables niveles de corrupción administrativa. Los síntomas se hicieron tan evidentes como el deterioro de la calidad de vida y el poder adquisitivo de la población. Esta realidad exige cambios en la política económica y el gobierno, tratando de adaptarse a las nuevas circunstancias, escogió el camino de una discreta liberalización económica que tranquilizó a los empresarios nacionales y extranjeros en detrimento de beneficios laborales, sueldos, jubilaciones y pensiones.
La situación interna de los EEUU, la controvertida geopolítica mundial y la dinámica del mercado petrolero indican que no habrá vuelta a las drásticas sanciones económicas contra Venezuela. Las licencias serán renovadas y las negociaciones estarán determinadas por el negocio del petróleo y el gas. El Gobierno Nacional necesita salir del laberinto de la incertidumbre y convertir esas ventajas en nítidas perspectivas para atender las necesidades más urgentes del pueblo trabajador que pasan por una política de sueldos, jubilaciones y pensiones dignas…Aprovechar las expectativas para definir las perspectivas de una nueva transformación…

“Este muerto amado no es un derrotado de la vida. A la edad en que todos los hombres se tornan fríamente egoístas y se arrebujan bajo el manto del más desconsolador pesimismo; a la edad en que los hombres no luchan ya porque creen vanos e inútiles los esfuerzos por el bien, el hermano (Masón) Sifontes, conservaba intacta la fe del ideal. La muerte la veía a las espaldas como un ángel libertador, y ante sí consideraba al mundo como un campamento donde los hombres son soldados de una idea”.

Luis Felipe Vargas Pizarro
Durante el entierro del General Domingo Sifontes

 

 

Deja una respuesta