¿QUÉ PASARÍA SI GANA LA OPOSICIÓN?
Si la oposición gana las Elecciones Presidenciales, el país entrará en un periodo de mayor incertidumbre económica política y social. Para salir del laberinto de la crisis y construir alternativas de recuperación económica será necesario concertar acuerdos políticos y aprovechar las expectativas positivas para fortalecer la confianza en el país y al mismo tiempo garantizar la estabilidad institucional.
Desde una perspectiva económica, aumentaría la confianza en Venezuela tanto de los organismos multilaterales como del mercado internacional, lo que provocaría un crecimiento de la inversión privada y el consumo de bienes y servicios. Aumentaría (circunstancialmente) el valor de los activos venezolanos en el Mercado de Valores al igual que los títulos de la deuda pública. La política monetaria será el factor determinante para la recuperación de la producción lo cual puede conducir a una flotación cambiaria o eliminación definitiva del control de cambio y el sistema bimonetario (Bolívar – Dólar) seguirá siendo un obstáculo para recuperar la confianza y fortaleza del Bolívar como moneda nacional.
No habrá cambios inmediatos, el Producto Interno Bruto (PIB) como reflejo de la salud económica de la nación, la tasa de desempleo, la inflación, el Sistema de Bienestar Social, sueldos y pensiones tardaran mucho tiempo para presentar un efecto positivo porque todo dependerá de la estabilidad política e institucional y la seguridad jurídica para los inversionistas. En cualquier escenario, un nuevo gobierno necesitará reducir el déficit fiscal, iniciar la renegociación de la deuda pública, flexibilizar las regulaciones económicas al sector privado y diseñar políticas públicas confiables para lo cual será imprescindible lograr acuerdos políticos y abrir espacio a nuevos encuentros sociales.
Los asesores económicos en concordia con los postulados políticos de la oposición, coinciden en la necesidad de negociar la suspensión de las sanciones impuestas por EEUU y la Unión Europea contra el país, ofreciendo en contraprestación la puesta en marcha de una política neoliberal que incluya la privatización de PDVSA, las Empresas Básicas y algunas de reciente nacionalización. Se trata de entregar al capital privado nacional e internacional todo el negocio del petróleo, hierro, acero, aluminio, oro, energía hidroeléctrica y otros minerales estratégicos. Es una política a mediano plazo que rompe con todo principio de Independencia y Soberanía Nacional para convertirnos en un Estado al servicio del capital transnacional y, en consecuencia, limita la defensa de la Integridad Territorial.
Desde la perspectiva política, se puede lograr la suspensión de las sanciones, pero la incertidumbre seria mayor porque la oposición tendría solo el control del Poder Ejecutivo Nacional y cuatro gobernaciones. El Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Electoral, el Poder Ciudadano y la mayoría de gobernaciones y alcaldías seguirían en manos del PSUV. Esta realidad configura un cuadro político-institucional muy difícil de manejar sin acuerdos políticos que garanticen la estabilidad y la gobernabilidad.
Si gana la oposición y logra que se reconozcan los resultados, comienza un periodo muy complejo desde todo punto de vista. La gente espera resultados inmediatos y el nuevo Presidente de la República estaría institucionalmente aislado y con las manos atadas para tomar decisiones de trascendencia como lo exige el momento histórico. Entrariamos en un tiempo de intensas negociaciones para garantizar la estabilidad política y el funcionamiento de las instituciones. Las políticas económicas no pueden definirse pensando en un supuesto periodo de transición porque la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela no pierde vigencia y sus preceptos establecen que nos constituimos en un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia. Ese principio constitucional solo puede ser cambiado tras una consulta popular.
Si gana la oposición, se abre un periodo indefinido que exige coherencia política, madurez y el compromiso con el país para garantizar la paz, la estabilidad democrática y el funcionamiento de las instituciones. No hay tiempo, espacio ni condiciones sociales para revanchismo y persecución política. La gente quiere cambio social en paz y democracia.