LA NAVE DEL OLVIDO

Venezuela es única y sin copia.
En cualquier otro país del mundo con situaciones menos probables ya se hubiese presentado una hecatombe, en Florida por ejemplo que tiene costa Este y Oeste, ante el mínimo anuncio de un huracán que a veces los pronosticadores del tiempo no le dan más de un veinte por ciento de posibilidades, la gente abarrota los comercios comprando laminas de madera para recubrir puestas ventanas, activan las lámparas de emergencia, la compra de agua potable, renuevan los botiquines de primeros auxilios, habilitan los refugios y sótanos, si es que no se trasladan lejos de la zona para casas de familiares o amigos hasta que pase el periodo de presunta emergencia. Aquí tenemos la flota naval más poderosa del mundo asediando nuestras costas la gente sigue tan relajada como siempre, no ves compras nerviosas, estrés colectivo, reprogramación de rutinas ni nada que se le parezca, los pocos que han atendido de manera un poco compulsiva para inscribirse en la milicia lo han hecho con la firme convicción que en el supuesto negado que sean reclutados los pondrán a barrer el cuartel o a regar las trinitarias en la seguridad de no saber identificar el cañón de la culata del fusil y que la poca experiencia bélica que pueden tener es viendo a sus hijos jugando Call of Duty o Free Fire en los teléfonos. Cualquiera fuera del país pudiese pensar que el estado de conmoción en el país tiene trastornada las rutinas ciudadanas, pero el venezolano es tan antiparabólico (Expresión criolla que significa Indiferente o desinteresado), que continua la vida burlándose de ellos y de nosotros mismos, en estos días los propagandistas del gobierno han sacado decenas de micros y videos exaltando la organización y respuestas de las colectividades ante una supuesta invasión a nuestro territorio, lo que debería servir para reforzar los sentimientos nacionalistas y patriotas logran un efecto jocoso al ver un desfile de botes pesqueros con tripulantes sin camisa, manifestando su disposición para hacerle frente con sus precarias embarcaciones a los destructores gringos, lo mismo ha pasado con las arengas de jubilados, milicianos y estudiantes de las misiones, quienes en un arrojo de valentía están dispuestos a ponerse al frente en la defensa de la patria. No dudamos de las buenas y sanas intenciones de una parte de la población, de lo que dudamos es de la convencionalidad del conflicto si llegase a darse la confrontación, los que anuncian románticamente una segunda Vietnam en los barrios de Petare o en la Sabanas de Guárico no han dimensionado la transformación que ha sufrido la industria bélica en estos setenta años. La electrónica domina todos los campos del quehacer y la lucha cuerpo a cuerpo solo se verá en Fox en las luchas UFC. Si llegase a escalar el conflicto al punto de una agresión sobre nuestro territorio nos enteraremos cuando veamos los videos del polvo de la demolición o las llamas de las explosiones. Ninguno quiere llegar a esos extremos y menos que sea nuestro país el campo de batalla, no estamos preparados para un conflicto armado, no se ha logrado despertar un patriotismo necesario ante esta amenaza, el común de la gente asume que el conflicto es entre los Estados Unidos y la cúpula que gobierna el país y que la mayoría de la gente es ajena a este conflicto. En tanto siguen concurridas las licorerías, los clubes y se sigue celebrando cualquier acontecimiento digno de agasajo. En el fondo sigue sonando la vieja canción, espera… aun la nave del olvido no ha partido. Seguiremos conversando. Claudiozamora06@gmail.com
