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LA BATALLA DE LAS TRACALERIAS

La inscripción de candidatos a las Elecciones Presidenciales se convirtió en un espectáculo espantoso en la vida política nacional. Concluyó el 25 de marzo con una tensa noche que devino en un largo torneo de zancadillas. Nada fue improvisado. Había un guion con Manuel Rosales como protagonista con la anuencia de dirigentes de AD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Centrados, Cambio en Paz y la bendición del Consejo Nacional Electoral. Esa noche se libró la Batalla de las Tracalerías.
En medio de la tensión política matizada con la incertidumbre social que arropa el país, María corina Machado designó, anunció y postuló (públicamente) a Corina Yoris como su sustituta. En medio del juego de emociones sin racionalidad política que cubría tal decisión, el CNE impidió la inscripción de la sustituta. No hubo explicación convincente. Se dejó rodar por las redes sociales que la norma legal solo faculta a los partidos para postular candidatos y la señora Machado no representa un partido político y tampoco utilizó la figura de la “iniciativa propia”. Los partidos de la Plataforma Unitaria Democrática con tarjeta y cualidad para postular no hicieron ningún esfuerzo para hacer valer sus derechos. Se les cerró el acceso digital a la Plataforma del CNE y sus dirigentes siguieron el juego porque era parte del guion. Nada fue improvisado. Fue una larga noche de trampas y zancadillas políticas.
Faltando pocas horas para el cierre de las postulaciones Manuel Rosales rechazó la posibilidad de postular a Omar Barboza y circulaba un “mensaje con destino” asegurando que el CNE solo aceptaría la candidatura de Manuel Rosales o Stalin González. Luis florido, Aimé Nogal como representantes de UNT, Henrique Capriles y Tomas Guanipa en nombre de Primero Justicia junto con Luis Aquiles Moreno como representante de AD se convirtieron en mensajeros y gestores de una trama que buscaba obligar a la Plataforma Unitaria Democrática a inscribir la candidatura de Rosales como única posibilidad para no quedarse fuera del juego electoral.
En medio de las zancadillas, tropezones y trompadas verbales aparece la figura de Enrique Márquez, un militante de palacio que formalizó su inscripción con el partido “Centrados” una franquicia electoral que había sido ilegalizada y repentina e inexplicablemente le fue restituida la legalidad. Se le soltó una rueda al carrusel de las tracalerías, se rompió el guion y Márquez comenzó a coquetear con Elías Sayegh, el alcalde de El Hatillo que tiene su propia franquicia, “Cambio en Paz”. Alguien gritó desde las gradas: ¡No lo apoyes que se parece mucho a Rosales!
Mientras se desarrollaba el torneo de zancadillas, negociados y arrebatos; María Corina Machado sufrió un reflujo de arrogancia mezclada con resentimiento político y solo le quedó decir que: “el régimen se quitó la careta y se puso de acuerdo con sus cómplices para cerrar la vía electoral, pero la verdadera oposición está unida”. Con una sospechosa prudencia no mencionó a Rosales quien vociferaba que se inscribió para “no dejar el país sin una opción electoral”. Triste argumento de un guion que no ha llegado “hasta el final”.
Fue un espectáculo denigrante. Nadie habló del país y sus grandes problemas. Se puso en evidencia que las ambiciones personales y los intereses grupales convirtieron la política en un torneo de perversión y oscuros negociados donde el más tracalero, tramposo y hábil para jugar con las necesidades de la gente es reconocido como el prototipo o superhéroe de la política.
El país perdió, la democracia perdió. Lula, Petro y Pepe Mújica hicieron pública su preocupación y EEUU amenazó con reactivar las sanciones. El Poder Electoral deja una pésima impresión en la Comunidad Internacional. La incertidumbre arropa las elecciones… ¡Amanecerá y veremos!

“Los hombres quieren volar, pero temen el vacío. No pueden vivir sin certezas.
Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde viven las Certezas”.

Fiodor Dostoievski

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