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EXXONMOBIL Y CHINA EN EL ESEQUIBO

Más allá de la compleja controversia territorial. El Esequibo hoy, es un territorio ocupado por las corporaciones del petróleo y muchas empresas que representan los intereses económicos de grandes potencias. Su ubicación geográfica con sus ventajas para el comercio internacional lo convirtió en epicentro de la nueva geopolítica del petróleo. Hoy, es un territorio ocupado y en esa ocupación prevalecen los intereses de la ExxonMobil y China.
El Esequibo no es solo un pedazo de tierra. Es un territorio poblado de gente con sus propias relaciones sociales de producción y una significativa carga histórica. Una determinante sociodiversidad que permite identificar 9 etnias como habitantes originarios y referencia ancestral. Inicialmente, su incalculable reserva de oro exacerbó la codicia del imperio británico y su arbitraria política de invasión y colonización. Su inmensa reserva de petróleo, gas, minerales estratégicos y recursos forestales la convirtió en objetivo estratégico del capital transnacional. Guyana, con su elite gobernante, es un simple instrumento para la nueva ecuación de la geopolítica del petróleo. La ExxonMobil y China inclinan la balanza de un proceso de ocupación para la acumulación de capital.
La ExxonMobil es el resultado de más de 150 años de prácticas y fusiones monopólicas que la han convertido en componente principal del complejo militar, industrial, financiero y comunicacional de EEUU. Funciona como un Estado corporativo dentro del Estado con sus propias normas para actuar en el mercado internacional y una interpretación muy particular del Derecho Internacional Público. En este tiempo, su objetivo es lograr una ocupación territorial de gran magnitud en América Latina y El Caribe para garantizar una nueva geopolítica del petróleo que integre un sólido circuito de acumulación de capital.
La ExxonMobil asumió la controversia territorial como parte de su política de ocupación. Financia de manera abierta y desafiante la actuación de Guyana ante la Corte Internacional de Justicia. Sufraga los gastos de una elite política que está a su servicio. Impone la normativa que rige el irregular proceso de exploración y explotación. Coordina las licitaciones de los diferentes bloques para la explotación petrolera y mantiene el liderazgo corporativo sobre transnacionales que actúan bajo sus orientaciones. Ese proceso de ocupación ha sido ampliamente compartido con empresas que operan bajo control de la República Popular China.
China, que tiene lazos históricos que la comprometen con el desarrollo económico y social de Guyana, ha redimensionado su presencia en el Esequibo con grandes inversiones y acuerdos de cooperación que le facilitan el control del Mercado Común del Caribe. Sus empresas actúan tanto en el sector energía como en construcción civil y comunicación.
China Railway Group Company está construyendo la represa hidroeléctrica “Amaila Falls” en el centro del Esequibo (Región 7), China State Construction and Engineering y China Dailan tienen una alianza con CGX Energy para desarrollar un Puerto de Aguas Profundas como la obra de mayor trascendencia en El Caribe, por su carácter estratégico. China Railway First Group adelanta un ambicioso plan ferroviario y vialidad integral. HUAWEI ha puesto en marcha un importante proyecto de comunicación que incluye vigilancia y seguridad pública.
China National Offshore Oil Corporation ha constituido una sólida sociedad con la ExxonMobil en el bloque Stabroek donde es dueña del 25% de las acciones. Es de resaltar que este bloque concentra la mayor reserva certificada y recuperable del Esequibo. Con su explotación se pretende bloquear la fachada Atlántica de Venezuela y la libre circulación en esta Zona Económica Exclusiva. Esta alianza es una amenaza contra nuestra salida estratégica al atlántico.
La presencia de China en el Esequibo está signada por una cuantiosa inversión en alianza con corporaciones transnacionales y una generosa política de cooperación que incluye donación de equipos de aviación para el transporte militar. Esta controversial participación no se puede resolver con un escueto anuncio de neutralidad en medio de una creciente inversión que denota un proceso de ocupación absolutamente irregular.
En la complejidad de la controversia territorial por el Esequibo, es necesario tener claro que el verdadero enemigo es la ExxonMobil y el Departamento de Estado con la Corte Internacional de Justicia como instrumento de ejecución para darle el barniz legal a la ocupación progresiva y sostenida de este territorio venezolano. En ese contexto cualquier socio financiero y económico de la ExxonMobil es parte de ese plan contra Venezuela. China no puede aparecer como un impoluto inversionista. Su responsabilidad es evidente.

 

“Necesitamos un proceso de concientización de la comunidad en el sentido de que la buena vida, la calidad de ésta, que no es el desarrollo de la tecnología en gran escala, depende más que nada de cosas más importantes que llenarnos de aparaticos, para lo cual trabajamos de sol a sol, a costa de nuestra propia explotación…”

Juan Pablo Pérez Alfonso

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