Especial para Solo Para Políticos ¡PARA LA LIBERTAD!
@ottojansen
Enrumbado al 28 de Julio, fecha de las elecciones presidenciales venezolanas, cuya cristalización no podrá atajarse por la fuerza del arrebato. Han servido estas semanas y horas recientes, como lo hemos apuntado antes, para la saña descomunal contra quienes participan – no importa de la clase social que sea– en esta cruzada por el valor del voto soberano.
Es una faena inédita por las características de un marco político autoritario, en el que el ímpetu de los venezolanos es puntal de noticias. Con dirección clara en la lucha por el objetivo de recuperar la democracia, enarbolar la libertad y hacer valer los derechos de todos. Impulsando al encuentro de otro país cuyo desarrollo sea fruto de los esfuerzos de cada ciudadano. En este escenario la ferocidad dictatorial ha apelado al máximo a los atropellos y a establecer una narrativa gris que exhibe falsas informaciones y manipulación de la realidad. Allí, los venezolanos hemos podido comparar fehacientemente. Observar cómo se hunden en sus mentiras y tramoyas, a la vez de mostrar las contorsiones sobre sí mismos, en la desesperación que infunde el arrullo popular que les señala la salida. Ahora el quid de este momento es el pulso de las mayorías de ir tejiendo la red con propósitos pequeños y grandes en pasos que a su vez desmantelen las taras dictatoriales de la revolución, pero de igual modo confronten la mediocridad colaboracionista de egoístas cálculos grupales activos antes y ahora más en el proceso electoral.
En los últimos meses, partiendo de la energía insospechada cuajada en las elecciones Primarias opositoras, la inventiva, el ingenio e inteligencia de la población ha ido creciendo, poniéndole el pulso al mandato que designó a una lideresa para los tiempos del porvenir. Ese sentimiento brotado de fuerzas sociales subterráneas de vocación democrática y libertaria (que no han podido aniquilar) se encuentra muy por encima en su nivel de actuación de lo que es la cotidianidad de los factores hasta el momento actuantes en el país. Mucho más en las regiones, caso específico del estado Bolívar, donde los grupos de toda índole, incluso aquellos que respaldan el propósito de cambio, se encuentran atascados en rígidos y obsoletos esquemas. Congelados en el pensamiento y las acciones; sin atreverse a la labor de diseñar otros enfoques, lejanos del fracasado papel que han tenido y en que ha quedado demostrado que son ineficientes, tal como lo refirió el economista Moisés Naim: “No hay dudas que el sistema tradicional de partidos opositores en Venezuela ha colapsado, no funciona”. Es hasta harto penoso como se pretende alimentar a la opinión publica (en tiempos de dinámicas redes sociales), con corrillos como discursos de confrontación con el poder, usando los eternos chismes de mal poner o el uso de apodos como formas de desarrollar supuestas épicas. En fin, con un pretendido humorcillo de doble sentido en medio del drama de la emergencia humanitaria que subyace en las comunidades guayanesas.
Por supuesto que construir el tejido social para la Venezuela y la Guayana post 28 de julio, no es un asunto de iluminados. En este punto todos debemos tener cuidado. Las nuevas organizaciones tienen que nutrirse de conocimientos, decencia, humildad y del contacto de pueblo para avanzar con los derechos, protagonismos ciudadanos efectivos, canales de gestión, sin miedo y sin menoscabo de las leyes. El proyecto Chavista se va, están en metástasis; el hedor a descomposición es muy grande. Pero las fuerzas emergentes han de prepararse para hacerlo bien y consolidar el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que no es una obra metafísica. La población deprimida y humillada por tantos años lo exige y será su propia realización recreada para el disfrute colectivo. ¡Para la libertad! Para la democracia plena.