ERRORES DE MARÍA CORINA QUE MADURO NO PUEDE APROVECHAR
Esta semana comienza la campaña electoral con la oposición bien posicionada y el chavismo tratando de revertir el descontento popular para frenar el avance de María Corina Machado quien se convierte en el símbolo exclusivo de la campaña de Edmundo González Urrutia. Una estrategia utilizada para transferirle su base de apoyo, aunque termina desplazando al verdadero candidato. Una resbaladiza estrategia que va dejando una estela de errores políticos que no pueden ser aprovechados por Maduro.
María Corina Machado desarrolla una creciente campaña con grandes movilizaciones en las principales ciudades del país donde aparece como única protagonista con la pretendida intención de transferir votos a Edmundo González quien nunca la acompaña en sus presentaciones. En su discurso manifiesta que será Presidenta de la República (sin ser candidata) argumentando que tal afirmación lleva la intención de garantizar que sus seguidores voten por Edmundo González. En el fondo este planteamiento desvaloriza al verdadero candidato y niega la necesidad que tiene la oposición de construir una mayoría que vaya más allá del liderazgo indiscutible de la Jefa Política de Vente Venezuela y logre incluir a aquellos que se identifican con un neoliberalismo más moderado y prefieren un presidente con criterio propio, autonomía y suficiente capacidad para ejercer el cargo en tiempos muy difíciles. Esa oposición se siente excluida y desmotivada por un exacerbado egocentrismo. Un liderazgo que logra, circunstancialmente, conectarse con las emociones de un pueblo descontento, pero termina debilitando a Edmundo González a quien proyecta como un candidato políticamente débil, desconocido, con un discurso frágil y una menguada puesta escena.
Esta dicotomía entre María Corina Machado y Edmundo González tiende a crear una confusión e incertidumbre que aumenta cuando la dirigente desplaza al candidato para imponer un discurso desafiante, revanchista y extremista que pudiera provocar el reagrupamiento de chavistas duros, descontentos, apáticos, con militancia pasiva, con simpatía postergada y a aquellos que sienten que los postulados del comandante Chávez fueron traicionados. Lamentablemente, el PSUV no tiene la capacidad política para reagrupar a los distintos sectores del chavismo porque es percibido como la maquinaria electoral de un neoliberalismo disimulado que hace tanto daño al país como Machado y sus seguidores.
Es innegable que María corina Machado se ha convertido en un fenómeno electoral que moviliza las masas con un espectáculo que se reduce a presentarla como una reina de carnaval que recorre las calles sobre un vehículo. No dice nada trascendente. Repite frases que juegan con la emoción colectiva. No hay dirigentes con un papel relevante en esta campaña. Los Gobernadores de los estados Zulia, Barinas, Nueva Esparta y Cojedes no aparecen. Tampoco hay espacio para los liderazgos locales que han sido relegados de una manera inexplicable. El espacio público es solo para María Corina Machado quien no es candidata ni tiene partido reconocido por el CNE. Carencia que ha pretendido suplir con la creación de los Comanditos cuya Coordinación Nacional se le otorgó a Magali Meda quien tiene la confianza de María Corina y la limitación de estar encerrada en la Embajada de Argentina en Caracas esperando un salvoconducto para salir del país. Los Comanditos carecen de estructura orgánica real como para enfrentar el reto de una elección que se torna muy compleja.
Aunado a lo anterior, el equipo de María Corina está desarrollando una política comunicacional que pretende enjuiciar y fusilar a todos los medios de comunicación, consultores, plataformas digitales, constructores de opinión y encuestadoras dando muestras de una arrogancia y prepotencia política propia de quien sufre el síndrome político del triunfalismo.
Finalmente, debemos señalar como un error clave de la campaña de la oposición, la introducción del fraude como única posibilidad del chavismo. Atrás quedó el optimismo que anunciaba la llegada de un Gobierno de Transición. Ahora se impone la advertencia del fraude electoral con la intención de estimular la indignación colectiva ante tal posibilidad y sugerir que solamente se puede enfrentar con una ventaja tan grande que no se pueda ocultar. Se trata de convertir este riesgo en una razón para acudir a votar masivamente. Sin embargo, la reiteración del fraude como alternativa real genera desconcierto, mantiene la incertidumbre y aumenta la desconfianza en los organismos electorales, pero también desestimula la participación y desmoviliza al electorado.
Inexplicablemente, el espectáculo de María Corina con su retahíla de errores políticos le está marcando la agenda a un PSUV que sigue sus huelas en franca imitación y una campaña de baja calidad sin creatividad ni una propuesta política que despierte confianza y entusiasmo.
La campaña electoral se ha convertido en un espectáculo vacío, sin propuestas con una oposición organizativamente dispersa y diluida en errores políticos que Maduro no puede aprovechar porque el PSUV no logra la lectura política del momento histórico.