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ELECCIONES CON AROMA DE PETRÓLEO

Las elecciones presidenciales se plantean en un escenario de incertidumbre social y económica matizada con un marcado simbolismo político. La fecha de su realización fue anunciada el mismo día que el país conmemoraba el undécimo aniversario de la muerte del Presidente Hugo Chávez y se realizarán el 28 de julio fecha de su cumpleaños. Al día siguiente, Joe Biden renovó por un año el terrible decreto de emergencia que declara a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria para la Seguridad Nacional y la política exterior de EEUU”. En contraste, Chevron anunció mayor presencia en la Faja Petrolífera del Orinoco. La oposición sigue perdida en un sinuoso laberinto de contradicciones y el chavismo comienza su campaña para unas elecciones con aroma de petróleo.
Mientras la oposición sigue sumergida en contradicciones que no le permiten entender el país ni el contexto político, el PSUV anuncia que la próxima semana en un evento nacional proclamará al Presidente Maduro como candidato único del chavismo y María Corina Machado sigue repitiendo que llegará “hasta el final” sin percatarse que ningún laberinto tiene final. El pueblo trabajador no vislumbra la solución a los grandes problemas del país con unas elecciones en un ambiente social y político de incertidumbre y desesperanza.
El cronograma electoral aprobado por el Consejo Nacional Electoral establece el 25 de marzo como fecha tope para la presentación e inscripción de candidaturas. Casualmente, a partir de esa fecha comienza el conteo final del gobierno de EEUU para tomar la decisión de instaurar las medidas coercitivas unilaterales contra el país o suspender de manera definitiva su aplicación. A esta realidad, debemos agregar que el escenario estadounidense también está marcado por unas elecciones presidenciales donde Venezuela es parte esencial del debate. El futuro económico de ambos países está determinado por estos resultados.
En este momento, EEUU necesita mantener un nivel de relaciones bilaterales con Venezuela que le garanticen el suministro seguro y progresivo de petróleo. Desde el mes pasado, la transnacional de origen estadounidense Chevron aceleró un proceso de instalación y recuperación de taladros en nuevos yacimientos de explotación petrolera ubicados en la Faja Petrolífera del Orinoco. Esperan perforar 30 nuevos pozos antes de 2025 con el objetivo de aumentar la producción nacional por encima del 30% en alianza con PDVSA. La proyección refleja una producción de 250.000 B/D como garantía de un incremento del suministro a EEUU de manera segura y permanente. Ese aroma de petróleo que impregna las elecciones no va a cambiar para buscar otra alternativa dándole respaldo a una candidata que no garantiza ninguna salida segura y confiable.
En diversos factores sociales y políticos se interpreta que el gobierno de EEUU ha perdido interés en condicionar el alivio de las sanciones a cambio de la habilitación política de María Corina Machado como candidata presidencial debido a las fracturas internas de la oposición, su inconsistencia ante las expectativas de la población y el acercamiento entre grupos económicos nacionales asociados a FEDECÁMARAS y el Gobierno Nacional con la anuencia y participación de sectores de oposición. Son evidentes los acuerdos entre FEDECÁMARAS, sectores de oposición y el Gobierno Nacional en temas tan importantes como política salarial, la controversia territorial por el Esequibo, relaciones con EEUU y la convocatoria a elecciones presidenciales en la fecha acordada.
Más allá de las ventajas que otorga el control del aparato de Estado en cualquier contienda electoral, el Gobierno Nacional está aprovechando las ventajas que le brinda una oposición fracturada, incoherente e incapaz de comprender las expectativas sociales de la gente y capitalizar el descontento popular por el deterioro del Estado de Bienestar Social. Una oposición sin proyecto de país que funciona bajo la tutela de EEUU no puede ser percibida como alternativa para la transformación que el país reclama y seguirá apareciendo como un factor de retroceso ante una nación que espera la reactivación económica para el beneficio colectivo.
El escenario electoral se desarrollará en medio de la incertidumbre social, económica y política con su aroma de petróleo como parte del debate. Los resultados deberían conducir a un clima post electoral que facilite la construcción de un nuevo Consenso Social para darle impulso a la recuperación económica del país.

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