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“…EL HOMBRE QUE PONE CORAZON EN LO QUE HACE, CONSIGUE RECURSOS, DONDE LOS INCAPACES SE DA POR VENCIDOS…”

Lo que aquí titula la Opinión de esta semana, lo analice y lo he vivido durante más de 30 años de carrera jurídica aparte de lo demostrado por Papa Abuelo ALBERTO MILIANI BALZA y mi Papa HECTOR SULBARAN BALZA, quienes con su ADN Jurídico, me enseñaron a recorrer lo que es el mundo procesal jurídico venezolano, esto con propiedad lo manifiesto dado que lo recorrido afortunadamente en otras latitudes, permite crearme un criterio no impuesto , pero si reflexivo, hoy (día en que reflexiono y escribo para ustedes) me permito escribir sobre un hombre que fue el Primer Presidente de Venezuela, y significo la transición de la monarquía a el sistema parlamentario, y el primero en ostentar el título en 1818 y el fundador, en la práctica, del presidencialismo el mismo por el cual nuestro país celebra el 23 de Junio de todos los años el DIA del ABOGADO, profesión a la cual me siento digno de pertenecer por tradición, historia y familiaridad es decir: JOSÉ CRISTÓBAL HURTADO de MENDOZA y MONTILLA, quien vio la luz en la población de Trujillo, un 23 de junio de 1772, hijo de Bernardo Hurtado de Mendoza y Gertrudis Eulalia Montilla Briceño, lo cuales se dedicaron a darle una nutrida educación inicial, mostrando clara inclinación a los estudios humanísticos, costeando su viaje siendo apenas un bisoño de 16 años, radicándose a la pronta cuna de la libertad hispanoamericana, Santiago de León de Caracas donde realizo estudios universitarios, titulándose como Bachiller en Arte y Filosofía, Maestro y posteriormente como Licenciado en Derecho, con todo ese gran bagaje educacional, viajó a Santo Domingo (hoy República Dominicana), para engrandecer sus conocimientos en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, en la cual para el año 1794 obtiene el Título de Doctor en Derecho Civil y Canónico. Al culminar estos estudios en aquella ciudad, inicia su pasantía de abogado bajo la dirección del jurisconsulto Gerónimo Windevoxhel. Una vez nuevamente en su patria, regresa a su ciudad natal, donde prosigue la aplicación del derecho en el bufete del abogado Antonio Nicolás Briceño (el viejo), de ahí viaja luego a la provincia de Mérida, donde practica la abogacía con los letrados Juan Marimón y Henríquez e Hipólito Elías González en 1795; ese mismo año, inspirado por los estudios ejerce por corto tiempo, la docencia como Profesor de Filosofía en el Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida. A finales de 1796, se halla en Barinas realizando otras prácticas de su profesión legal al lado de los abogados Faustino de la Plaza y Manuel Antonio Valcarce Pimentel. Luego nuevamente se traslada a la provincia de Caracas y 1797, culmina su ya vasta y profunda preparación de jurisconsulto y abogado, al lado de los no menos apasionados patriotas Juristas Francisco Espejo y Juan Francisco Zárate. El 10 de julio de este año la Real Audiencia de Caracas le confiere el título de abogado, profesión que ejercerá en diversas poblaciones. Se instala primero en Barinas, donde empieza a madurar como hombre y comerciante con los proventos de su actividad profesional, adquiere propiedades alternando el ejercicio de la profesión con las actividades agrícolas. En 1798, es nombrado protector de naturales de la provincia de Barinas y como tal dedica sus desvelos a la defensa jurídica de los indígenas desvalidos. Para el año 1799 tuvo su prueba de fuego política al tener que litigar en defensa de un grupo de agricultores barineses, en contra quien sería uno de sus más encomiables detractor el conocido Comandante político y militar de la provincia, representante del Imperio Español Cnel. Miguel de Ungaro y Dusmet; tan buena fue su defensa que en enero de 1807, fue elegido Alcalde de 1er voto del Cabildo de Barinas, pero nuevamente Ungaro y Dusmet se opuso al nombramiento, alegando el parentesco de Mendoza con los miembros del Cabildo; finalmente, en marzo de 1808, la Real Audiencia le dio la razón a Mendoza. Una vez que el fragor de la llama independentista se enciende el 19 de abril de 1810, fue este líder en los primeros en sumarse. Este en representación de la provincia de Barinas en el Congreso Constituyente de 1811, es elegido diputado al igual que otros líderes históricos de la emancipación venezolana, tal es así el respeto a su conocimiento y buen proceder que estando en camino para ocupar su cargo se le confiere el honor de designarlo el 5 de marzo de 1811 a la cabeza del Triunvirato Ejecutivo que ejercería al gobierno del país, haciendo así de él el Primer Presidente de la naciente república. Siendo este Presidente es que el Congreso Constituyente declaró, el 5 de julio de 1811, la Independencia de Venezuela. Le correspondió igualmente refrendar, en primer lugar, en su calidad de presidente del Triunvirato, el Acta de la Independencia que una comisión del Congreso presentó al Ejecutivo Plural. Luego de diferentes vicisitudes y con la confianza del Padre de la Patria Simón Bolívar, lo acompaña en diferentes situaciones de estado y lo nombra gobernador político de la provincia de Caracas. Juntos entran en la capital el 6 de agosto de 1813. Durante la Guerra a Muerte, Mendoza atiende a todo: administración política, impuestos, víveres, pertrechos y vestuarios para el ejército, hospitales, patrullaje cívico, vigilancia de espías y desafectos. En el Cabildo Abierto celebrado en Caracas el 14 de octubre de 1813, propone formalmente que se le confiera a Simón Bolívar el título de Libertador, lo cual es aprobado por el pueblo. Este una vez en Caracas después de la Batalla de Carabobo, es nombrado Presidente de la Corte Superior de Justicia del departamento de Venezuela (equivalente al hoy T.S.J.). Dedicándose a la promulgación y divulgación de principios de civismo, de libertad, republicanismo, justicia. En 1825, Mendoza renuncia a su puesto en la Corte Superior y se dedica al ejercicio de su profesión, tanto fue el respeto y admiración por este, que a pesar de no haber sido candidato, obtiene la mayoría de los votos para Vicepresidente de la República emitidos en el departamento de Venezuela en las elecciones de 1825. El propio José Antonio Páez, el hombre de Tabaco en la Vejiga, el cual demostró para la época, la transición humanística del Salvaje al ser Ciudadano, cuando lo elogia al decir: «…Este hombre les impone respeto por su saber, probidad y severidad, y tiene también a los godos en continuas zozobras…». Esta Luz se apaga en Caracas, el 8 de febrero de 1829. Por todo esto durante el gobierno del ex presidente Rafael Caldera en el año 1972, decretó oficialmente el 23 de Junio como día del Abogado Venezolano, en honor a este gran prócer civil. Por ello hoy nuevamente recordando el civilismo y el proceder de este héroe de la LIBERTAD, DEMOCRACIA y JUSTICIA SOCIAL, me permito felicitar todos mis colegas, en especial al equipo jurídico del GRUPO SULBARAN&MILIANI y sus filiales, YESSICA VILLARROEL y NOEL ZAMORA, quienes siempre me acompañan en este devenir de hacer cumplir y respetar la justicia ante cualquier jurisdicción y ente republicano como siempre honrando la memoria de mi Padre HÉCTOR SULBARAN BALZA y Papa Abuelo ALBERTO MILIANI BALZA.

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