El , ella o elle… | El Amor ilegal…y los Venezolanos
Los venezolanos venimos de padecer dos episodios repudiables, uno de xenofobia y otro de homofobia, por uno hubo más escándalo interno que por el otro y yo me pregunto, entre la xenofobia y la homofobia ¿dónde queda la humanidad?
Mientras en Chile desalojaron una plaza llena de venezolanos de forma violenta e inhumana, en Venezuela, el país del que ellos huyeron, se armó tremenda tramoya porque dos hombres bailaron en un lugar público y al dueño del local le pareció que aquello atentaba contra la moral y las buenas costumbres “era un lugar de ambiente familiar”.
Xenofobia, homofobia, ¿qué es más inhumano? El drama de un ser que huye de su país porque no consigue la forma de sostenerse, busca un mejor porvenir y estando en otra nación es vejado, humillado, golpeado y hasta robado o el drama de dos hombres enamorados que necesitan que su relación sea pública y notoria en una sociedad que aún tiene sus reservas con respecto a este tema (esto hay que decirlo, no importa lo que yo piense, ustedes que me leen saben que a muchos aún les da piquiña cuando ven a dos hombres o dos mujeres expresarse amor en público).
Yo, en lo particular, pienso que las parejas del mismo sexo deben tener los mismos derechos que las otras que conocemos como “normales” y muchas veces son más disfuncionales, creo que la gente debe ser feliz, auténtica y transparente y creo, además, que todos debemos apoyar a estas personas que, aun, la tienen difícil, porque hechos como el de “Vera Pizza” demuestran que aún no entendemos este tipo de relaciones.
La diferencia es que abogo por el SER HUMANO, no por el hombre, la mujer, hétero, homo, bi, pan, trans o cualquiera de los prefijos que se le quiera poner a la palabra “sexual”.
Así como vimos por todas las redes sociales el caso de los venezolanos en Iquique, este mismo fin de semana una amiga que está en Bogotá contó la desgracia de un paisano que cometió un robo en plena vía pública, fue detenido por funcionarios policiales y cuando ya estaba esposado, llego un vehículo negro (cual película gringa) del que se bajó un sujeto de traje negro, a quien no le bastó que el hombre hubiese sido detenido, sino que le pateo la cara las veces que quiso, ante la mirada inerte de los mismos policías que lo había apresado por cometer el robo.
Y entonces, yo me pregunto ¿quién es peor? ¿El que robó o el que golpeó aprovechándose de la vulnerabilidad de un ser humano que ya había sido reducido y apresado?
La ley es la ley, eso no se discute. Pero vuelvo al tema, ¿dónde está nuestra HUMANIDAD?
Sí, porque cuando vas a lo humano, dejan de importar, clases sociales, niveles educativos e incluso, deja de importar tu preferencia sexual. Tus derechos vuelven al origen, vuelven a ser universales, no importa si eres él, ella o elle (como muchos ahora quieren ser identificados) el asunto es que la humanidad priva ante la sexualidad, esto no tiene discusión posible.
Respeto al que se va de Venezuela y más aún al que se queda, yo estoy en el lote de los que no están dispuestos a dejar atrás la tierra de su infancia, pero sin duda, hoy siento vergüenza con mis hermanos que la están pasando mal en otras tierras, porque un venezolano en Chile que lea el show que armaron aquí, con protesta incluida, por no permitir que dos hombres bailaran juntos, deben sentir mucha impotencia y dolor (y estoy de acuerdo con no discriminar, pero no estoy de acuerdo con victimizarnos para hacernos visibles)
Mientras en Chile, a cientos de venezolanos les quemaron sus pertenencias, los golpearon y los humillaron, aquí en Venezuela, todos no enteramos que existía Vera Pizza. Es probable que cuando vayan a Caracas, los que no son de allá, vayan a probar algo de la gastronomía que allí ofrecen, debe ser muy buen sitio, como para haber sido causa de protestas y viralización en redes sociales.
Ésta es otra arista de las cosas inverosímiles que pasan en Venezuela.
María Alejandra Pasarella/ CNP 15.084