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CUANDO EL VOTO NO ES ALEGRÍA DE UN DÍA Y ES PALANCA CÍVICA DE CAMBIOS

@ottojansen
A Manuel Ramón Yegues, baqueano de los votos democráticos del municipio Sucre. Desde su morada en la eternidad apreciará el próximo destino electoral.
Cuando vimos la explosión de emocionalidad y determinación de los caseríos y pueblos del sur del estado Bolívar, dirigida al deseo de cambio, en el recorrido de la líder María Corina Machado expandiendo el mensaje de Edmundo González, hace una semana atrás, forzosamente tuvimos que recordar las también (quizás más) arruinadas y abandonadas jurisdicciones del oeste guayanés.
Teniendo una larga tradición de búsqueda de votos con banderas de progreso, la consolidación de la democracia o la implantación del proyecto revolucionario en las décadas recientes; la verdad es que con los años las promesas se las ha llevado al viento, las grandes inversiones se extinguieron o nunca llegaron y las trincheras de la corrupción, malversación y los parches de gestión como justificación de obras, se agrandaron en estas poblaciones. Ahora, eso sí, cuando llegan las campañas electorales, el gobierno vuelve con sus trucos repetidos, encantamientos con obsequios que han perdido valor- por cierto- y con los recorridos de sus funcionarios sin mensajes coherentes. En esa lejanía de la que poco se sabe, siendo lo conocido lo que aparece en las redes sociales que proyectan desamparo en la faena agrícola, los ruidos que deja la presencia de irregulares y la violencia anti social, tantas veces denunciada; la falta de combustible y los negocios que sobreviven.
Los partidos políticos considerados opositores no se han quedado atrás; su rito también ha tenido que ver con campañas fallidas por falta de combatividad, por apetencias grupales o personales que han extraviado recursos destinados a la de por si limitada actividad proselitista. Para esos pueblos, muchos de esos procesos fueron simplemente una razón para entusiasmos de cúpulas, disfrutando cuan si fuesen ferias de pueblos con peleas de gallos o bailantas, de las que las mayorías de los vecinos solo escucharon los chismes. Por eso tanta orfandad y desamparo culmina en el hartazgo, tal como se vio en los municipios del sur (henchidos de coraje cívico y retando al miedo); la explosión del reclamo digno que pide calidad de vida, representatividad, protagonismo y salir del atasco del atraso que por años, DESARROLLO con mayúsculas y no las pizcas de inversión insignificantes o engañosas que se han entronizado en la vida del occidente de Guayana.
Ideas, propuestas, nuevas generaciones y rostros diferentes es un clamor para dar comienzo al ciclo de una democracia que se ocupe; expresión de modernidad, transformaciones concretas para poblaciones que no pueden continuar en la pobreza.
La conquista del voto para Caicara del Orinoco, Santa Rosalía que son concentraciones significativas de un rosario de pequeños pueblos de Cedeño. Para Maripa, Guarataro, Moitaco, referencias de un municipio histórico de muchas comunidades periféricas y olvidadas, ha de implementarse con decisiones que produzcan consecuencias positivas. Basta de alentar a diputados suplentes o dirigentes ausentes, autoridades locales sumisas y condenadas a la mirada corta. Presidentes de la Republica que, como el Comandante muerto o el tan rechazado actual mandatario, solo promocionan cuentos de caminos. Mientras los escasos proyectos se lo ha tragado la maleza y los “vivos” se han apropiado de lo poco de los presupuestos. Un voto que produzca cambios; eso que ya empieza a sonar con creces y cuan ríos crecidos, en todos los otros municipios del estado Bolívar, vía las elecciones del 28 de julio.
FOTO (Referencial-cortesía CDC)

 

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