MUNDO DE MENTIRAS
Por Claudio Zamora
@claudiozamora06
“El mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el quinientos diez y en el dos mil también” dice la letra de uno de los tangos más universales de Enrique Santos Discépolo e inmortalizada por Calos Gardel, siempre he creído que las creaciones del ser humano siempre responderán a los intereses de los grupos de poder y su dominio de alguna parte de su vasta extensión. A finales de los años 70 el departamento de Agricultura de los Estados Unidos encargó a un comité de reputados científicos la tarea de elaborar la pirámide alimentaria que sirviera de guía de nutrición a los ciudadanos procurando el consumo de alimentos sanos que prolongaran la vida y redujeran las enfermedades, la directora del proyecto (Luisa Light) presentó al tiempo el proyecto que incluía en su base verduras y hortalizas, frutos secos, huevos, Pescado, Legumbres y carnes, se advertía la reducción en el consumo de azúcar, cereales refinados, aceites procesados y lácteos. Estimulando el consumo de la grasa animal hasta un treinta por ciento de la dieta privilegiando el uso del aceite de oliva, la pirámide propuesta estaba basada en la reducción comprobada del riesgo cardiovascular, diabetes, obesidad, cáncer y otras enfermedades. Pero tropezaron con que el gobierno de los Estados Unidos no subsidiaba la producción de alimentos sanos, naturales ni nutritivos, sino por el contrario la mayoría de los alimentos procesados, refinados y modificados principalmente con harinas y aceites lo que constituía miles de millones en inversión y los que inundaban los anaqueles de los mercados en todo el mundo. Los análisis económicos del gobierno ordenaron la modificación de la pirámide original para poner los carbohidratos y azucares en una posición preponderante, relegando los demás alimentos a posiciones intermedias o subalternas, la Dra. Light advirtió que aumentarían las enfermedades graves en la población y el gobierno se justificaba que una dieta basada en productos naturales encarecería el valor de la cesta alimentaria en comparación con los productos procesados, no tardó mucho para que las grandes corporaciones médicas y farmacéuticas entraran en la contienda apoyando al gobernó para seguir produciendo por millones los fármacos para la obesidad, la insulina, contra los triglicéridos y colesterol. Medio siglo ha transcurrido desde ese momento y recién se está despertando del pesado letargo que ha producido esta criminal manipulación, tres grandes gurús de las redes han disparado sus advertencias y cada día aumentan por miles sus seguidores. El Primero es el Dr. Frank Suarez sobre el cual se han tejido una serie de conjeturas por su espectacular muerte al caer del noveno piso en su natal Puerto Rico, lo cual los más escandalosos atribuyen a la culpabilidad de las grandes corporaciones, dentro de este trio era el que más parecía un profesor universitario pintando muñecos mal hechos en una pizarra acrílica y explicando los secretos del metabolismo y la forma sana de comer y aplicar los suplementos alimenticios; En Segundo Lugar esta nuestro paisano Ludwig Johnson famoso médico con pinta de guitarrista de Banda de Rock y estampa del estudioso del salón, se parece a ese compañero de clases que podía recitar de memoria (Al caletre) una exposición de una hora sin omitir una coma, es tan seguro de sus disertaciones que apabulla al seguidor poniendo en duda su veracidad, su cinco por cinco de jugo de zanahoria para desintoxicar el organismo me parece más un comercial para promocionar la compra de los extractores de jugo, porque ni por coño quiere que se procese en licuadoras y finalmente el “Enfant Terrible” de este trio, el colombiano Dr. Bayter un calvo con pinta de malo de la película y que ha extremado sus indicaciones y nos ha llevado al nivel de una piara de cerdos porque según su criterio el noventa por ciento de las cosas que comemos es “mierda” y no tiene reparos en señalarnos algo tan inocuo como una fresa a nivel de un mojón y haciéndonos sentir unos desadaptados. En definitiva, yo no creo que millones de moscas puedan estar equivocadas, seguiré comiendo excremento y lamentando la cantidad de cochino frito y chicharrón que deje de comer. No se puede creer en nadie. A quienes me preguntan porque no escribo de política, sólo lo dejo a su imaginación. Seguiremos conversando. Claudiozamora06@gmail.com