POR CADA RISA HAY DIEZ LAGRIMAS
Por Claudio Zamora
@claudiozamora06
Ayer llegué a los sesenta años de existencia, fue un día muy bello porque tuve la dicha de compartir con una parte de mi familia, digo una parte, porque la situación del país permitió que la mitad de mis hijos y un buen porcentaje de otra familia y amigos lo hagan sólo por una pantalla. Pero desde el día anterior tengo una pelota en la garganta que quiero compartir con ustedes, en estos días me golpea silenciosamente dentro de mi cabeza esa linda composición que se titula como el artículo, una de las tantas piezas de los Hermanos Lebrón que marcaron a una generación de melómanos y me recordaba de una de sus estrofas: “El hombre, vive una vida que ni la esposa ni los hijos puede entender buscando el pan de cada día, hoy una risa, mañana lágrimas” Conocí a Luis hace como cincuenta años, soy malo para precisar fechas, pero éramos de esos carajitos futbolistas que siempre nos veíamos en las canchas y hasta se creaba una rivalidad entre nosotros, él de los mejores arqueros de su generación y yo volante y delantero regular, la vida nos separó en la adolescencia y nos volvió a juntar en la adultez, como siempre, alrededor de una cancha de futbol, cada vez éramos más cercanos, tanto que no recuerdo en que momento hicimos un pacto de caballeros de sólo jugar a partir de ese momento para el mismo equipo, siempre jugábamos para equipos rivales y terminábamos calientes o discutiendo, me conocía tanto que de diez penales que le pateaba me paraba ocho o nueve o de los tiros libres ni hablar. Se burlaba y ahí empezaba el peo. Era un hombre muy correcto, dicen que los polos opuestos se atraen y en esta amistad no podía ser más cierto, era evangélico y yo soy agnóstico, el no pronuncia una mala palabra y yo en el medio hablo como autobusero que fui en un tiempo, sólo le conocí una pareja que es mi comadre y él me conoció un harem completo y de todas fue buen amigo y cómplice, yo violento y alborotado, el calmado y paciente, en lo único que medio coincidíamos es que habíamos eliminado el licor de nuestra vidas hace muchos años y en las fiestas y reuniones nos dedicábamos a comer y reírnos, porque eso nos unía, la risa y los chistes, los ratos que compartíamos era para ser felices, por eso prefería lavar los automóviles en su compañía o cambiarles el aceite, para “echar vaina un rato”, también hacer los mandados de las mujeres y nos veías en un mercado como un par de viejas comprando legumbres. Cuando fui presidente del Colegio de Abogados se mudó con toda su familia a sus instalaciones para trabajar a mi lado y cuidar las áreas sociales, era vigilante, jardinero, chofer, mantenimiento de la piscina, electricista, plomero, recepcionista y todo lo hacia bien y con una sonrisa, era una de las pocas personas que era dueño de mis cosas, mis herramientas, vehículos, motos, máquina de soldar y lo que necesitara, cuando Sali de allí al poco tiempo salió el también y se mudó a una casa un poco alejada y distanciamos el contacto, la crisis lo hizo salir del país hacia Brasil y llevarse luego a toda su familia, le habían mejorado las cosas, era de esas personas que valen oro, que le podías entregar un millón a guardar y un millón te devolvía y así lo valoraron en el vecino país, siempre empezaba en los trabajos como peón y al poco tiempo era caporal, pero tenía un solo defecto era muy “caballero” por una dama hacia lo que le pidieran y el jueves pasado le solicitaron el favor de bajar una caja de lo alto de un estante de supermercado a unos cuantos metros de altura y sufrió una caída con fractura de cráneo y tiene muerte cerebral, hasta el día viernes y sábado me informa mi ahijado que su condición no había mejorado, sólo lo mantienen con vida de manera artificial y esperando el momento para ser desconectado. Yo siempre le reclamaba odiosamente para hacerlo molestar que hacía como los gochos, si no la cagaba entrando lo hacía saliendo, pero siempre la cagaba. El me miraba con cara de sobrado y haciendo círculos en su sien en señal que yo estaba loco. He derramado unas cuantas lagrimas en silencio, me acaban de informar que no saben de su estado aun porque la hora de visita en el hospital es a media mañana. Que suceda lo que el destino le tenga preparado, que esa inmensa fuerza que tenía debajo de la portería le permita salir de este trance. Fuerza Compadre Águila Real, como te gusta te llamemos. Eres un guerrero. Seguiremos conversando. Claudiozamora06@gmail.com