EL RETORNO A LA POLÍTICA
A riesgo de parecer fastidioso, debemos insistir en que no hay callejón sin salida en política ni en las ciencias sociales. La hora aciaga que vive la patria exige una reflexión profunda y, sin negar el antagonismo, asumir que la alternativa más viable es la negociación y ésta sugiere el diálogo como punto de partida para procurar una salida favorable a todo el país. Es la hora de interpretar la realidad para transformarla con equidad y justicia. Es hora de pensar en el país que vamos a dejar a las próximas generaciones. Es hora de dejar a un lado la politiquería y la vocinglería para invocar el retorno a la Política.
Es necesario comprender que no estamos al final de nada. Tampoco estamos al principio del final ni en una gallera. En este momento, la confrontación irracional solo sirve para profundizar la crisis económica, social y migratoria. Las posiciones antagónicas lejos de impedir el diálogo, lo justifican y cualquier paso en falso se convierte en excusa para que los sectores radicales de derecha e izquierda terminen dinamitando las posibilidades de negociación para encontrar una salida al conflicto. Sabemos que hay resistencia al diálogo, pero dejar que la crisis se profundice es una irresponsabilidad política.
La Democracia Participativa y Protagónica está consustanciada con el diálogo como valor ético de la Política y sustento de cualquier negociación en el sentido más profundo de la acepción. El diálogo abre espacio a la comunicación, la interpretación de la realidad social y facilita la negociación entre sectores políticos antagónicos. En Política, el diálogo y la negociación no pueden confundirse con claudicación o sumisión ante un adversario. La verdadera Política se sustenta en el diálogo y la capacidad para administrar la confrontación sin dejar a un lado los principios. Ese juego dialéctico garantiza la relación entre los actores políticos y la ciudadanía.
La crisis política que vive el país está paralizando las posibilidades de recuperación económica, provocando una ola migratoria que desarticula la familia, alimenta el temor colectivo y fractura la sociedad. Esa realidad se convierte en una convocatoria urgente al dialogo y la negociación Política para recuperar el equilibrio social posible como garantía de paz y convivencia social.
Cuando la actividad política se reduce a la repetición de consignas y el abusivo utilitarismo que deviene de un pragmatismo tosco, se pierde el objetivo fundamental y solo sirve para beneficiar a los “jefes políticos” y la artillería política se convierte en una poderosa maquinaria electoral para obtener cargos de representación que no enaltecen el servicio al prójimo y solo sirven para beneficios personales. Ese pragmatismo primitivo cierra cualquier espacio para el diálogo y es necesario advertir la necesidad de retornar a la Política verdadera.
La situación del país se torna cada vez más compleja porque en el liderazgo político prevalece el egocentrismo y la pugna por el control de los ciudadanos que les permita jugar con la voluntad popular como un trofeo que se puede adjudicar el más hábil. La tensión política y social está llegando a un punto muy peligroso. Necesitamos retomar el camino del diálogo y la negociación para procurar una salida que permita la construcción de un “Nuevo Consenso Social” y eso es posible si logramos el retorno a la Política.
“La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y no significa na-da. Entonces desconfío mucho de la etiqueta política”.
Eduardo Galeano