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EL DIÁLOGO ES ELECTORAL

A pocos días de las Elecciones Presidenciales, Maduro anuncia que el Gobierno Nacional retoma el diálogo con EEUU. Sorprende al país porque nadie esperaba tal anuncio. Aclaró que tenía dos meses evaluando la propuesta. Inmediatamente, un vocero del Departamento de Estado, Vedant Patel, declaró que esperaban un “diálogo de buena fe” para lograr unas elecciones “competitivas e inclusivas”. Queda claro que, ahora el diálogo se desarrolla en un contexto electoral.
Cualquier análisis corre el riesgo de caer en conclusiones especulativas. Hay mucho cabo suelto en estas negociaciones. Nada está decidido y los resultados electorales se tornan impredecibles. Sin embargo, resulta evidente que EEUU considera que ya tiene candidato y necesita fortalecer cualquier posibilidad de triunfo electoral con negociaciones previas y al mismo tiempo se prepara para profundizar las relaciones bilaterales que le garanticen suministro de petróleo y gas ante una eventual reelección de Maduro.
Está claro que el interés fundamental de EEUU pasa por conseguir más petróleo y recibir menos emigrantes. El Gobierno venezolano necesita que se levanten las sanciones. Las empresas transnacionales quieren más petróleo y el pueblo venezolano tiene expectativas de cambios políticos y sociales que le garanticen una vida digna. Todo esto es factible si las Elecciones Presidenciales tienen el reconocimiento internacional necesario para mantener la paz y la estabilidad institucional, gane quien gane.
Asesores, inversionistas y organismos de inteligencia de EEUU aseguran que, en este momento, Edmundo González Urrutia aparece al frente de la preferencia electoral según las encuestadoras calificadas. Interpretan que María Corina Machado ha logrado trasladar su capital electoral al candidato de la Plataforma Unitaria Democrática -PUD-, pero advierten que la candidatura de la oposición tiene muchas debilidades políticas y organizativas que se convierten en un obstáculo en una campaña electoral tan corta y exigente.
Esos mismos organismos de inteligencia no descartan una victoria electoral de Nicolás Maduro. Entienden las ventajas y fortalezas de la candidatura del chavismo en medio de las debilidades que provoca el enorme descontento popular que reina en el país. La interpretan como una reelección que recibiría un significativo reconocimiento internacional si las elecciones se desarrollan en paz y sin evidencias de un fraude flagrante. El pragmatismo del Gobierno de EEUU los lleva a plantear la necesidad de propiciar el dialogo para adelantar acuerdos ante cualquier desenlace electoral y político.
Aunque nada está definido y los resultados lucen impredecibles se ha abierto una ventana que puede convertirse en garantía para unas Elecciones Presidenciales reconocidas por todos los sectores políticos. Al extremo que la Plataforma Unitaria Democrática -PUD- anunció que han reactivado una Comisión o Delegación de la alianza para entablar negociaciones con el Gobierno Nacional con el objetivo inmediato de lograr un ambiente electoral de absoluta normalidad. Reiterando su disposición a participar activamente en las negociaciones. Queda implícito que esta decisión es un reconocimiento a la organización y conducción del proceso electoral incluyendo los organismos electorales y al mismo tiempo dejan colar la lectura de una posible transición negociada ante una eventual derrota de Maduro.
El panorama electoral sigue teñido de incertidumbre social y política. Crecen las expectativas de cambio, gane quien gane. El dialogo que se reinició con una reunión virtual estableció como premisa “la voluntad de ambos gobiernos de trabajar de forma conjunta para ganar confianza y mejorar las relaciones” y “mantener las comunicaciones de manera respetuosa y constructiva”. Queda claro que hay una negociación en marcha de la cual no conocemos el alcance y las implicaciones. Nada está decidido.
La dinámica política va más allá de lo electoral y está exigiendo que los dirigentes se coloquen a la altura del momento histórico.

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