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¿ELECCIONES INJUSTAS O SUSPENSIÓN?

El fantasma de la suspensión de las Elecciones Presidenciales aparece nuevamente en el escenario nacional. En esta oportunidad, el respetable sociólogo, comunicador social, encuestador, publicista y empresario al servicio del Gobierno Nacional, Oscar Schémel, advirtió que factores externos han convertido estas elecciones en las “más injustas y desequilibradas de nuestra historia”. ¿Argumento o excusa perfecta para una suspensión del evento electoral para defender la Soberanía Nacional?
En su sorpresiva declaración pública, Oscar Schémel asegura que las sanciones impuestas “afectan dramáticamente la calidad de vida de los venezolanos” y advierte que el esfuerzo del Gobierno Nacional ha logrado “neutralizar en gran medida el devastador efecto del bloqueo, y hoy la economía venezolana mantiene un ritmo de recuperación sostenida que no puede detenerse”, para sancionar que las Elecciones Presidenciales por “injustas y desequilibradas”se están convirtiendo en un obstáculo para el crecimiento económico del país.
Desde esta perspectiva, Schémel cierra su contradictorio análisis asegurando que “las condiciones electorales no son ni de cerca equilibradas y justas para el Presidente Maduro” y cierra con esta suspicaz interrogante: ¿Será posible nivelar las condiciones antes del 28 de Julio?
Las declaraciones de Schémel no son casuales ni obedecen a las inquietudes de un sociólogo o comunicador social. Son el resultado de la lectura consuetudinaria de las encuestas que demuestran que el inmenso descontento popular se ha convertido en el elemento que define la preferencia electoral sin considerar aspectos ideológicos o políticos. Las encuestas demuestran que la gente está desesperada por un cambio de rumbo para el país.
Es innegable el efecto devastador de las sanciones contra el país, pero también es necesario recordar e incluir en el análisis, que el Gobierno Nacional y la oposición suscribieron el “Acuerdo Parcial sobre la Promoción de los Derechos Políticos y Garantías Electorales para Todos” mejor conocido como “Acuerdo de Barbados”. Este convenio permitió que EEUU y la Unión Europea suspendieran temporalmente las sanciones contra la industria petrolera y la explotación y comercialización del oro venezolano. El supuesto incumplimiento de lo suscrito en Barbados provocó la reimposición de las sanciones con una sospechosa flexibilización hacía el capital transnacional con el visto bueno de Miraflores. Mal puede el Gobierno Nacional argumentar que las Elecciones Presidenciales no son justas ni equilibradas porque en política electoral quien tiene el poder tiene ventajas y el PSUV ha sabido utilizarlas sin contemplación y sus dirigentes nacionales reafirmaron, oportunamente, que la recuperación económica del país y las elecciones no se detenían por las sanciones.
Las declaraciones de Schémel no pueden pasar desapercibidas porque se trata de un encuestador profesional al servicio del Gobierno Nacional que conoce muy bien el escenario electoral con las preferencias definidas y las tendencias irreversibles que pudieran estar desarrollándose producto del descontento popular por el deterioro de la calidad de vida, la destrucción del salario, la desaparición del Sistema de Bienestar Social, la corrupción administrativa y la incompetencia de los funcionarios públicos. Schémel está sentando un precedente y difundiendo elementos que pueden servir de soporte para justificar una eventual suspensión de las Elecciones Presidenciales.
A este cuadro es imprescindible agregar la crisis interna que vive el Consejo Nacional Electoral -CNE- producto de la desacertada conducción de su presidente, quién fue, sospechosamente, liberado de las sanciones que le impuso la Unión Europea y posteriormente hubo de rechazar esta decisión por la presión de la jerarquía política del PSUV. Se evidenció su acción personal y se propagó una desconfianza que está siendo acelerada por el cuestionamiento del cuerpo de rectores a su desempeño administrativo y político.
Ante el riesgo inminente de una suspensión de las Elecciones Presidenciales es necesario advertir que en un escenario de esta naturaleza no hay ganadores y el único perjudicado y gran perdedor será el pueblo venezolano porque pudiera conducir el país a una crisis de gobernabilidad y provocar un caos social que neutraliza cualquier posibilidad de recuperación económica y estabilidad política en un marco democrático y constitucional. A estas alturas la suspensión es una jugada que anticipa derrota. Sería lanzar al abismo las posibilidades de crecimiento económico, transformación social y reinserción en mercado internacional.
El escenario electoral sigue tembloroso e indefinido…es tiempo de pensar en el país después del 28 de julio…

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