EL CRONOGRAMA ELECTORAL DESCONCIERTA A LA OPOSICIÓN
Luego de un diálogo selectivo, dirigido y coordinado desde la Asamblea Nacional Legislativa, se suscribió un documento intitulado “Acuerdo Nacional sobre Principios Generales, Calendario y Ampliación de Garantías Electorales. Algunos factores de oposición suscribieron el documento, otros no lo firman ni lo cuestionan. Es evidente el desconcierto y la implosión progresiva de la oposición.
Es un documento que contiene propuestas para el análisis, evaluación y consideración del Poder Electoral con el objetivo de coadyuvar a la definición de un cronograma para las Elecciones Presidenciales del año 2024. Quienes lo suscriben dicen representar los sectores de la vida política, económica, académica, cultural y religiosa del país considerando la trascendencia del proceso electoral aunque la convocatoria refleja un profundo carácter selectivo que debilita la intención de democratizar tan importante decisión.
El documento contiene 3 aspectos fundamentales. Un primer apartado donde se describen los “principios Generales que deben regir las elecciones presidenciales 2024” y destaca el compromiso para la defensa de la soberanía Nacional y el rechazo a la violencia política, la injerencia extranjera y las medidas coercitivas unilaterales contra la nación. En un segundo apartado contempla lo más determinante “Sobre el calendario electoral” y recoge 25 propuestas de fechas para realizar la elección presidencial. Fechas que van desde el 13 de abril hasta el 8 de diciembre aunque se percibe con mayor fuerza el 28 de julio por tener el aval de los grupos políticos vinculados al Polo Patriótico. Un tercer aspecto sobre la “Ampliación de garantías políticas y electorales” que contempla el uso equilibrado de medios de comunicación públicos y privados, la utilización responsable de las redes sociales como instrumento de comunicación con mayor impacto social en este tipo de evento. Por su contenido general, el documento merece atención y sugiere una racional interpretación para la definición de un escenario electoral que garantice la participación y la pluralidad política que demanda el país.
La oposición con su G4, sus candidatos habilitados e inhabilitados y sus misérrimas contradicciones internas no atendió la convocatoria con el ánimo de descalificar el objetivo propuesto y quedó aislada de un proceso que se inscribe dentro de los lineamientos de los “Acuerdos de Barbados”.
Con la firma de este documento se perfila el escenario para las elecciones presidenciales y se abre la negociación para unas posibles elecciones generales que permitan relegitimar alcaldes, gobernadores, diputados y legisladores regionales. Se atiende el reclamo y demandas de factores nacionales e internacionales. La oposición quedó desconcertada porque en la medida que esta elección se desarrolle con normalidad y reciba el reconocimiento de actores internos y externos, el país recupera la confianza para su reinserción en mercado internacional y la reactivación del aparato productivo nacional.
El Poder Electoral tiene la palabra y la responsabilidad de consolidar una estrategia que permita crear la sensación de un ambiente electoral amplio, plural, democrático y transparente y al mismo tiempo estimular la participación de todos los factores de la oposición con su nueva narrativa que los amarra al camino electoral y deja a un lado la convocatoria a la intervención extranjera y la invocación de sanciones contra el país.
Ya nadie se devana los sesos gritando y aplaudiendo porque “todas las opciones están sobre la mesa”. Nadie celebra las sanciones tampoco su retorno y comienza a definirse un escenario electoral con un matiz controversial y un pueblo que mantiene la esperanza en un proceso que abra el camino a la solución de los grandes problemas del país.
“No son muertos los que en dulce paz descansan, bajo tumbas frías.
Muertos son los que tienen el alma fría y viven todavía”.Rubén Darío