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GUYANA Y EL ESPEJISMO PETROLERO

La actitud desafiante y agresiva del gobierno de Guyana contra el pueblo de Venezuela está provocando una inconveniente tensión política y diplomática que solo favorece los intereses de las transnacionales del petróleo. Las transnacionales han seducido a la elite que gobierna esa pequeña nación con anuncios que proyectan a Guyana como un gran país petrolero en crecimiento y desarrollo. Es la misma experiencia que vivió Ghana y otros países africanos que siguen con los mismos niveles de pobreza, deterioro social, económico e institucional mientras las empresas petroleras continúan acumulando capital. Este impacto se reduce a un simple maquillaje social y una algarabía financiera que deslumbra a gobiernos y pueblos, es el espejismo petrolero.
Un considerable número de investigaciones realizadas durante los últimos 20 años ha demostrado que los recursos económicos provenientes de súbitas riquezas petroleras condujeron a estos países a un mayor deterioro de su situación socioeconómica. El caso más reciente es Ghana, en el año 2007, con el descubrimiento de una gran reserva petrolera y gasífera conocida como el yacimiento “Jubilee”, en las costas del país africano. En distintos países africanos se ha detectado, como efecto común, una contracción de la economía tradicional que provoca desempleo, inflación y deterioro de las instituciones democráticas. Se han analizado variables como: 1.-La capacidad del Estado para diseñar y conducir los efectos sociales y políticos de la explotación petrolera. 2.- Los efectos perversos de la explotación del petróleo sobre las instituciones democráticas. 3.- El impacto de la geopolítica mundial del petróleo en la economía nacional y otras variables como la pobreza y desarrollo socioeconómico integral. Ninguna empresa transnacional del petróleo está interesada en el desarrollo sostenible de los pueblos, solo le interesa mantener su acumulación de capital.
En el caso de Guyana, el espejismo petrolero se torna más complejo porque se pretende imponer con la explotación de una inmensa reserva ubicada en un territorio que es objeto de una histórica controversia por el despojo arbitrario del Reino Unido en confabulación con los EEUU. Ese espejismo es el resultado de un plan de desestabilización regional orquestado por el Departamento de Estado y la ExxonMobil como vanguardia financiera de las transnacionales del petróleo. El impacto de la intervención de las transnacionales del petróleo en el Esequibo pretende proyectar a Guyana como una potencia petrolera emergente que puede provocar cambios en la geopolítica del petróleo y abonar un suministro controlado al mercado de EEUU y al mismo tiempo garantizar el control del mercado común de El Caribe angloparlante.
La República Cooperativa de Guyana es un país sumergido en una profunda pobreza con una estructura institucional muy frágil, una débil economía y pocas posibilidades de un desarrollo social y económico sostenible. Contradictoriamente, su ubicación geográfica resulta muy favorable para cualquier plan que pretenda incidir tanto en El Caribe angloparlante como en América Latina y, al mismo tiempo, es la sede de la Secretaría Permanente de la Comunidad del Caribe (CARICOM, por sus siglas en inglés) lo que la convierte en el centro de las decisiones políticas de mayor trascendencia para todos los países de El Caribe. Un país con estas características y condiciones se convierte en presa fácil del capital transnacional y su pueblo se puede encandilar con ligeras inversiones que impacten su quebradiza economía.
La elite política que gobierna Guyana ha logrado unificar los distintos partidos políticos y sectores sociales del país para aplaudir la invasión de las transnacionales del petróleo y rechazar la convocatoria de Venezuela al encuentro bilateral como mecanismo establecido para resolver la controversia territorial y fortalecer la integración latinoamericana y caribeña. Sin valor ni consideración, quedó el precepto constitucional que declara a Guyana como un país en transición al socialismo y atrás quedaron los postulados de Cheddy Jagan invocando un “Nuevo Orden Global”. Ahora, la vieja estirpe de consecuentes luchas contra el colonialismo y la dominación imperial se encuentra políticamente postrada y al servicio del capital transnacional ganando indulgencias con una desafiante campaña contra Venezuela, el país más generoso y cooperador con ese noble pueblo. El neoliberalismo, cual “Monstruo Amable” se apoderó de Guyana para imponer el espejismo petrolero.
Que nadie se llame a engaño, el pretendido boom financiero de Guyana es parte de un plan de desestabilización regional y apropiación de las reservas petroleras del Esequibo matizado con una versión restaurada del pernicioso espejismo petrolero.

“La integridad de la patria es indivisible y
sus derechos territoriales son imprescriptibles”

Ignacio Iribarren Borges

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