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LA OPOSICIÓN DESTRUYÓ LA USAID

La intensa lucha política que se ha librado en Venezuela ha estado signada por una desmedida polarización política con terribles consecuencias sociales y la intervención extranjera con aterradores resultados económicos. La intervención extranjera que unos invocan y otros rechazan se ha convertido en un lucrativo negocio donde ha jugado un papel determinante la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca desató un controversial escándalo sobre la corrupción en esta agencia que funciona bajo la orientación administrativa y política del Departamento de Estado.
La USAID fue creada en el año 1961 por el Presidente Jhon Fitzgerald Kennedy para darle fortaleza institucional a los Programas de Ayuda Exterior impulsados por EEUU durante y después de la Guerra Mundial como mecanismo de control social e injerencia política disimulada como ayuda humanitaria. Se concibió como una agencia que funciona con autonomía administrativa adscrita al Departamento de Estado de donde emanan las orientaciones políticas y financieras. Sus acciones se desarrollan a través de las Misiones Diplomáticas de EEUU en el mundo. Se estructuró como un “programa global de asistencia técnica y financiera para el desarrollo de los países subdesarrollados o dependientes”. Las acciones de la USAID se convirtieron en distintas formas de injerencia bajo la dirección del Departamento de Estado. Sus acciones se concentraron con mayor fuerza en América latina y El Caribe.
Después de su juramentación como Presidente de EEUU, se informó que Donald Trump había ordenado el cierre de la USAID y la congelación de la ayuda exterior por 90 días. Inmediatamente, el Secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, emitió una exención para la Ayuda Humanitaria y, en medio de la confusión, un Tribunal Federal intentó detener el despido de miles de empleados y cientos de contratistas que laboran en la agencia. El jefe de la USAID designado por Trump, Matt Hopson, presentó su renuncia.
A comienzos de febrero, Elon Musk anunció que estaba trabajando junto a Donald Trump para el cierre definitivo de la USAID porque se convirtió en una “organización criminal” y no había posibilidad de salvarla. De inmediato Marco Rubio anunció que acababa de ser designado administrador interino de la USAID y ésta sería fusionada con el Departamento de Estado. Obviando estas contradicciones se anunció que la nómina de empleados que totaliza más de 10.000 quedaba reducida a 294 empleados para atender solo situaciones críticas.
El cierre definitivo de la USAID se produce tras el escándalo de corrupción y negocios turbios con los recursos asignados a la oposición para atender la Emergencia Humanitaria en Venezuela y a los migrantes venezolanos. Desde el año 2024 se adelantaban investigaciones que demostraron que los dirigentes de oposición que actuaron como funcionarios del Gobierno Interino, presidido por Juan Guaido, se apropiaron de millones de dólares sin cumplir ninguna función humanitaria. Mark Green, Director de USAID, firmó un Convenio de Cooperación por 116 millones dólares para la Ayuda humanitaria y posteriormente otros 98 millones de dólares fueron transferidos a las cuentas de Carlos Vecchio quien fungía como Embajador de Juan Guaido en EEUU. Así mismo, hay registros de 56 millones de dólares que fueron recibidos por Vecchio y Julio Borges. Las investigaciones sacaron a flote pruebas irrefutables de los inmensos niveles de corrupción protagonizados por los personajes más emblemáticos de la oposición.
El escándalo de la USAID está comenzando porque hay una lluvia de pruebas que obligaran a tomar decisiones contra estos personajes. Cada día aumentan los cálculos y desnudan un entramado donde aparecen involucrados dirigentes políticos, empresarios y personajes vinculados a distintas instituciones públicas.
No hay conclusión definitiva. Este caso está comenzando porque la USAID que se había convertido en un instrumento geopolítico de mucha trascendencia en las pretensiones hegemónicas de EEUU, está condenada a desaparecer por sus vínculos y negocios turbios con dirigentes de la oposición venezolana. Queda claro que solo ha servido para desestabilizar gobiernos adversos a los interese estadounidenses y no puede ser vista como agencia de desarrollo ni portadora de Ayuda Humanitaria. Washington pierde una pieza clave en el controvertido escenario internacional.
La oposición venezolana destruyó la USAID, algo que no pudo lograr la izquierda ni los Gobiernos Progresistas.

“Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar,
y lo mejor de todo, despertar”.

Antonio Machado

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