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SALARIO MÍNIMO VS BONOS

La precariedad de los ingresos laborales en general en el país permite comprender mejor las causas de la informalidad, los elevados niveles de pobreza y la masiva emigración que caracterizan hoy a Venezuela.
Es importante destacar como premisa fundamental para un análisis objetivo que en cuanto a la distribución por sector institucional de acuerdo a la encuesta Encovi – UCAB y datos de Conindustria, la característica más importante del empleo en Venezuela es que casi la mitad (47,5%) de los trabajadores activos trabajan de manera independiente o por cuenta propia. La elevada proporción de trabajadores por cuenta propia, en su gran mayoría en el sector informal, refleja la precariedad de las condiciones laborales que enfrentan los trabajadores en Venezuela. Los resultados también reflejan el cambio de peso del sector público como empleador, que acumula el 26,6% del total de trabajadores ocupados del país, un estimado de 2,8 millones de personas son empleados públicos. Finalmente, el 25,9% de los trabajadores activos son trabajadores del sector privado propiamente dicho.
Desde hace varios años, el salario mínimo legal ha perdido toda significación como base para el cálculo de los beneficios laborales establecidos en las Convenciones Colectivas y en la Ley del Trabajo. El estado se ha fijado una meta en la cual esta avanzando vertiginosamente y es la sustitución del salario por una
política de subsidios a través de bonos discrecionales, que le permiten al gobierno un mayor control social, además de reducir los costos laborales y de la seguridad social.
En un mecanismo que perjudica el ingreso del trabajador descompone el ingreso mínimo mensual (también llamado ingreso mínimo integral indexado) recibido por un empleado público promedio, el salario representa apenas el 1,6% de los Bs. 8.070 ($ 115) mensuales que este recibió a finales de marzo de 2025. El 98,4% restante le fueron pagados mediante bonos (24,8% corresponde al bono de alimentación o Cestaticket y el 73,6% corresponde al bono de guerra económica).
A medida que el salario mínimo pierde importancia, el llamado “bono de guerra económica” gana relevancia principalmente en las remuneraciones que devengan los trabajadores de la administración pública y los pensionados. Este tipo de bono, hasta ahora, ha estado
indexado a la variación del tipo de cambio oficial, a diferencia del salario mínimo que se ha mantenido constante en términos nominales (Bs 130).
La aceleración de la inflación, a partir del tercer trimestre de 2024, ha profundizado el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos, los cuales son insuficientes para adquirir la canasta básica alimentaria. La merma de los salarios reales en el sector formal de la economía, donde labora el 53% de los trabajadores en Venezuela, refleja claramente las causas de las migraciones y la búsqueda de mejores oportunidades laborales y mejores condiciones de vida.
Por: José L. alcocer

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