LA GOBERNADORA Y LOS TRABAJADORES

La llegada de Yulisbeth García a la Gobernación del estado Bolívar despertó amplias expectativas en diferentes sectores sociales. La esperanza no llegó sola, vino acompañada de obras que atienden urgencias, gabinetes renovados y un impactante discurso que habla de transformación social, eficiencia institucional, salud, educación y justicia social. El nuevo gobierno regional encendió esa chispa entre los trabajadores de las Empresas Básicas y éstos esperan un gesto político que comience por un encuentro para ensanchar la brecha de la Guayana productiva.
Desde la gobernación se está imponiendo un discurso que habla de un futuro promisor y soluciones para abrir camino a una nueva etapa de la Revolución Bolivariana. Se anuncia transformación institucional integral con una Agenda Concreta de Acciones y voluntad política para atender y resolver lo que sea necesario. Sin embargo, en SIDOR, VENALUM, ALCASA, BAUXILUM, FERROMINERA y demás Empresas Básicas siguen esperando que esa voluntad política llegue hasta la CVG para que los trabajadores sean atendidos con el merecido respeto y dignidad.
Cualquiera puede argumentar que la gobernadora no tiene competencia directa sobre las Empresas Básicas, pero eso no la excluye del imaginario de quienes esperan un gesto que rompa el silencio, una visita, una palabra, una escena de portón que indique que no todo está perdido para quienes pueden garantizar la recuperación de la capacidad productiva de las empresas. Los trabajadores no esperan que la gobernadora firme documentos ni contratos colectivos. Esperan que se atreva a poner su liderazgo al servicio de las empresas donde late el país y la esperanza madruga para trabajar.
En Guayana, el silencio oficial de la CVG también comunica y el vacío institucional también deja espacio para que los trabajadores asignen al liderazgo regional responsabilidad donde lo necesiten. La presencia y la diligencia política permiten acompañar, escuchar y fortalecer la propuesta por una transformación económica y social donde resultan imprescindibles las Empresas Básicas y la fuerza transformadora de los trabajadores.
Si la gobernadora tuvo la fortaleza, la astucia y la voluntad para reunirse con los empresarios para atender casos puntuales, también puede y debe hacerlo con los trabajadores. Portón por portón, asamblea por asamblea para que se consolide un liderazgo emergente y termine de desaparecer esa casta sindical burocratizada, pervertida y corrompida.
En Guayana no se puede hablar de una verdadera transformación sin evocar el ruido de las acerías, la algarabía del ferrocarril que transporta hierro, el calor de la celda que produce aluminio y el pulso de los turnos rotativos que no permiten que se paralicen. Los trabajadores de Guayana son más que mano de obra. Fueron la columna de la modernización en los años de crecimiento, y resistencia cuando el modelo se derrumbó y no había dirección clara. Han sostenido con dignidad y lealtad la perdida de los beneficios laborales y el deterioro del Estado de Bienestar Social. Son vanguardia de lucha y ejemplo de combatividad cuando el país lo ha necesitado para preservar la Democracia Participativa y Protagónica.
Los trabajadores activos, jubilados y desactivados no esperan caridad institucional. Exigen reconocimiento como fuerza determinante para la recuperación del aparato productivo y memoria viva que aún puede encender el motor de la producción y la Gobernadora del estado, Yulisbeth García, puede convertirse en una gran aliada porque los trabajadores también son factor clave para devolverle a la gobernación el liderazgo institucional que ha perdido.
En Guayana, la transformación necesita la fuerza activa de los trabajadores.
«La patria es la familia, la identidad, lo que comemos, nuestros muertos, nuestras canciones. Es todo lo que nos golpea a fondo, lo que nos duele, pero también lo que nos da alegría. Armando Tejada Gómez decía: ‘La patria es un dulce aroma navegante que cantamos. Pero, ¡Cómo te joden patria!, ¡Cómo te joden!'».…
Mercedes Sosa
