GENERACION DEPRECIADA

A veces hay que palpar las realidades en primera persona para caer en cuenta de su crudeza. Cuando escuchaba o leía que se estaba generalizando un rechazo hacia la migración venezolana en varios países, me parecía exagerado y hasta enfermizo, pensaba que era un mecanismo de defensa para esos compatriotas que se fueron de Venezuela motivado a la situación económica y no lograron despegar en otros países y utilizaron esos argumentos para justificar su fracaso, pero la realidad es muy distinta. Es crudo reconocerlo, pero se estableció en algunos países una generación que nos avergüenza a todos. El caso es el siguiente una querida amiga y colega se vio en la necesidad de viajar a Colombia a renovar su visa de Trabajo para viajar los Estados Unidos por la ausencia de servicios consulares en Venezuela, en medio de los tramites en Bogotá decide salir cerca de la oficina americana para tomarse un café y esperar la entrega de los resultados cuando se le acerca un joven de no más de 25 años y al reconocer su acento inmediatamente se le presente como paisano del Estado Cojedes y le pregunta amablemente si no le puede brindar un café a lo que mi amiga accede, en pocos minutos tenían una amena conversación y el joven le contaba su drama que al final resultó un libreto. Le contó que había viajado con su esposa y un niño de un año desde su pueblo natal caminando como tantos otros y que luego de recorrer varios pueblos de Colombia estaba cuidando un taller allí en Bogotá y viviendo con su familia en un autobús abandonado dentro del taller, que su esposa vendía caramelos en una calle del centro con su niño y el fungía de guía para los venezolanos que acudían a la sede diplomática y los acompañaba a cambiar dinero en las casas de cambio, a sacar alguna fotocopia que necesitasen, a ubicarles un taxi o un hotel cercano y cualquier otra necesidad para la que fuese útil, con esta narrativa le fue generando confianza que luego de una hora más o menos de tertulia en el local le invita a comer algo y en cuanto se levanta hacia la barra para ordenar la comida porque no había servicio a la mesa, el joven había desaparecido no sin antes llevarse el monedero y el celular que había dejado en la mesa de manera momentánea. Gracias a Dios no se llevó la cartera que colgaba del respaldo de la silla y donde tenía el grueso del dinero y los documentos más importantes, sin embargo, sólo el perder el teléfono con los contactos es perder la brújula en altamar. Triste comentaba el encargado del negocio luego de mostrarle la cámara interna del local para corroborar que había sido él quien robara sus pertenencias, le manifestó que la delincuencia venezolana había desplazado hace tiempo por esa zona a la criolla y que la mayoria eran jóvenes sin mala apariencia para no llamar la atención, pero que sus víctimas preferidas eran compatriotas. Gran parte de esta generación es la que llaman “hecha en revolución” la que nació sin conocer lo que es pagar una factura de luz eléctrica porque el gobierno con su política populista no exige su pago ni sanciona la mora, lo mismo ocurre con el poco servicio de agua, que promulgó una Ley que tiene años de vigencia que prohíbe los desalojos o estableció requisitos casi imposibles para su otorgamiento, por lo que gran parte de los arrendatarios han despojado de sus inmuebles a los propietarios y se han adueñado de propiedades ajenas, es la misma generación que desertó de la educación primaria, 8media y universitaria en casi un 60%, es la misma generación que no quiso trabajar y aprendió a vivir con los bonos de miseria y una bolsa de comida bimensual, la misma generación que pedía con cualquier cuento unos dólares a los familiares que estaban en el extranjero. Gran parte de esa generación se estableció en el exterior para seguir con su política de mendicidad, de flojera y malas costumbres, dañando a esa parte de venezolanos de buenas costumbres, preparados y decentes que han exaltado el gentilicio donde quiera que se encuentren. Esa generación de Venezolanos no tienen cabida en los países que le dan abrigo y quizás tampoco la tengan en Venezuela cuando las cosas cambien para mejor. Quizás no es xenofobia, es fobia a la marginalidad que no existe como término clínico, lo más parecido es “aporofobia” y se asemejan en su contenido. Seguiremos conversando. Claudiozamora06@gmail.com

