¿QUÉ PASARÍA SI GANA MADURO?

Si Maduro gana las Elecciones Presidenciales se profundizará la incertidumbre económica y social. El Presidente de la República estaría obligado a comprender que gobernará un país con un incontenible descontento popular. Ganaría con una base de apoyo dividida, disminuida y decepcionada. La sociedad venezolana quedará fracturada. Se incrementará el fenómeno migratorio y se impone la necesidad del dialogo y la negociación como única vía para garantizar la recuperación económica, la paz y la estabilidad democrática.
Desde una perspectiva económica, la recuperación del aparato productivo sería un proceso más lento y la incertidumbre estaría marcada por los resultados de las Elecciones Presidenciales de EEUU. La demanda internacional de petróleo y la crisis energética disminuiría levemente la incertidumbre y abriría pequeños espacios para la reinserción en el mercado internacional. La confianza en Venezuela tanto de los organismos multilaterales como del mercado internacional estará condicionado a la ejecución de un paquete de medidas económicas y sociales. Maduro ejecutará un novedoso proceso de privatización de grandes activos de la nación con discreción y bajo la denominación de alianzas estratégicas. Caería drásticamente el valor de los activos venezolanos en el Mercado de Valores al igual que los títulos de la deuda pública. La política monetaria seguiría favoreciendo a la banca nacional con la inyección de divisas y el Bolívar seguirá perdiendo valor como moneda nacional.
La recuperación económica del país seguirá determinada por la suspensión de las sanciones impuestas por EEUU y la Unión Europea y esta negociación depende de los resultados de las Elecciones Presidenciales de EEUU. Maduro estaría obligado a abrir espacios al capital transnacional con negociaciones que implican una apertura petrolera bajo condiciones impuestas. Así mismo, abrirá un abanico de oportunidades para la inversión de las transnacionales en las Empresas Básicas con la firma de Contratos de Inversión para la recuperación de plantas a cambio de hierro, aluminio y acero. Se trata de un nuevo modelo de privatización que compromete recursos primarios a cambio de inversión a mediano y largo plazo. Será el comienzo de un torbellino de políticas neoliberales cobijadas en un discurso que habla de transformación social, pero no invoca el socialismo del Siglo XXI.
Desde la perspectiva política, una victoria electoral de Maduro consolida su control absoluto de todos los poderes y, al mismo tiempo, lo convierte en prisionero de una vigorosa casta militar y una cofradía política corrompida, arrogante e indolente acostumbrada a la ostentación. Maduro estaría obligado a realizar un cambio total del equipo de gobierno. Sus 7 Transformaciones deben comenzar con un cambio de gabinete sin enroques y convocando nuevos hombres y mujeres. Volver a la meritocracia para desterrar la incompetencia, la incapacidad y el burocratismo.
A Maduro le correspondería gobernar en un contexto social muy complejo. Una sociedad dividida políticamente y fragmentada socialmente. Una ola migratoria indetenible. Con una oposición fortalecida y el PSUV burocratizado como maquinaria electoral que funciona a expensas del Estado. Quizás, esa premonición lo está llevando a construir una nueva organización como FUTURO para darle contenido a la transformación política y definir una nueva relación con los aliados. La única vía para garantizar la paz, la estabilidad democrática y la eficiencia institucional es el diálogo con todos los sectores de la sociedad venezolana como antesala de una política de estímulo a la participación ciudadana.
Si gana Maduro, no puede envalentonarse y creer que el resultado electoral es una aprobación a su ejercicio de gobierno y debe comprender que este pueblo ha sido colocado en una terrible encrucijada para escoger el mal menor y prevalece el rechazo a una oposición que ha deambulando por el mundo pidiendo sanciones contra el país y estimulado cualquier injerencia extranjera sin calibrar el daño que causaban al pueblo.
Si gana Maduro, está obligado a comprender que gobernará una sociedad fragmentada donde predomina un inocultable descontento popular y el rechazo a unas políticas económicas que han provocado una drástica caída del ingreso familiar, destruido el Sistema de Bienestar Social, conculcado los derechos laborales y convertido salarios, jubilaciones y pensiones en miserables bonos. Un país que exige respeto al trabajo y una remuneración digna.
Si gana Maduro, está obligado a convocar un intenso Diálogo Nacional para estructurar un gobierno amplio. No hay espacio ni tiempo para la arrogancia y la intolerancia política. El momento histórico exige cambio en paz y democracia.

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