Opinión

POR CAUSA DE HONOR

Es lo que significa la alocución “Honoris Causa” que es un título honorifico otorgado por parte de la Universidades a personas que se destaquen en los campos como la ciencia, el arte, la cultura o el servicio a la humanidad, sin necesidad de cumplir los requisitos académicos tradicionales ni presentar ningún tipo de examen. En Venezuela para obtener un nivel equivalente de manera regular se requiere poseer un título de tercer nivel como Maestría de una Universidad reconocida, presentar un anteproyecto de investigación, cumplir los requisitos específicos de admisión de la institución que generalmente pasa por un proceso de admisión, un plan de formación doctoral y a veces, el manejo de un idioma extranjero. Como vemos el regalo académico que significa un doctorado honoris causa no es cualquier cosa, su otorgamiento exalta tanto a la institución otorgante como al homenajeado y debe ser un récord imperecedero para la Universidad que lo otorga. En la historia existe cientos de ejemplos de otorgamientos sobradamente merecidos, tenemos el caso de Nelson Mandela que recibió más de cien títulos de estas características, incluido uno de nuestra ilustre Universidad de Carabobo en 1988 cuando aún se encontraba en prisión. No hace falta detallar los méritos del homenajeado que es un símbolo mundial de los derechos humanos, la libertad y la protesta pacífica. Caso similar de la madre Teresa de Calcuta que recibió decenas de Doctorados incluido como Mandela el Nobel de la Paz, tampoco creo necesario describir los méritos incontrovertidos de esta Santa para hacerse acreedora de estos homenajes. Pero en este universo de veleidades también han sido receptores de estos homenajes personajes controvertidos a los cuales después de otorgárselos por los presuntos méritos personales fueron retirados por la comprobación o carencia de los mismos o lo que es peor, por crímenes y vejámenes a la humanidad debidamente comprobados. Nicolas Ceausescu el dictador Rumano, Muamar el Gadafi también conocido como el carnicero de Trípoli, Francisco Franco, Idi Amin dictador Ugandés que se comía a sus enemigos como Hannibal Lecter y otra larga lista de personajes cuestionados por decir lo menos se han hecho acreedores a este premio académico, no hace falta explicar el motivo de mi reflexión semanal, así como el pueblo derrumba las estatuas de quienes han sido en un momento determinado de la historia victimarios de los pueblos o verdugos de su propia gente, de esa misma manera exigirá el retiro de cualquier inmerecido homenaje a quien considere no reunía los méritos personales para recibir tan excelso titulo académico. Los servicios a la humanidad deben ser palpables y comprobables, de fácil escrutinio y consensuada aceptación general, hoy por ejemplo bajo el yugo opresor de un reciente homenajeado se encuentra una valiente colega abogada, Rocío San Miguel quien se encuentra hace más de dos años presa por defender los derechos humanos, junto con decenas de otros defensores cuyo único delito es denunciar al mundo sus violaciones, no tienen dos días en estos menesteres, son décadas combatiendo los abusos de cualquier gobierno, porque el defensor de los DDHH es el único fanático que va al estadio a pelear con el árbitro con independencia del equipo que este jugando, a ellos no les importa los contendores, su único objetivo es que el juego se desarrolle de manera limpia, imparcial y sin lesionar a ninguno, no es un oficio, tampoco una profesión, es un apostolado al servicio de la humanidad por el cual se paga un precio individual por el servicio colectivo, solo en el 2024 fueron asesinados 257 defensores en Latinoamérica. Creo que tendrá que llegar el momento de poner las cosas en su lugar correcto y hacer realidad la frase bíblica “Al Cesar lo que es del Cesar” lo que es es lo mismo, a cada quien lo que se merece y que sea la historia el principal jurado de los méritos, si no seguiremos viendo el retiro de los títulos y el derrumbe de las estatuas.Seguiremos conversando. Claudiozamora06@gmail.com

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