Ciudad Bolívar

PLAZA MIRANDA: ECOS DE UNA CIUDAD PATRIMONIAL

Giancarla Brancaleoni

Ubicada en lo más alto de la ciudad, la Plaza Miranda, segunda en importancia, ubicada en la colina El Vigía en el Casco Histórico, se mantiene en un letargo silencioso, en el cual reclama justo derecho para ser restaurada, remozada y con un definitivo compromiso de propios, residentes o no, en su protección, conservación, cuido y mantenimiento. Esto último es urgente y necesario.
A sabiendas que la realidad del país producto de las medidas coercitivas unilaterales entre otras situaciones, obliga a administrar los recursos financieros del Estado, evitar el gasto y planificar la inversión. En eso estamos totalmente de acuerdo, las políticas y estrategias del Presidente Nicolás Maduro han sido asertivas; pero como todo, muchas veces no son suficientes porque no se alcanza a resolver la totalidad de las inquietudes y necesidades del pueblo, que en realidad ha sido el más afectado. Esto es parte del sentir de una comunidad que insiste en hacer vida en este significativo lugar, la Plaza Miranda, aunque las condiciones no están dadas, manteniéndose en una soledad casi inquietante y permanente.
Con este artículo no pretendemos hacer leña de árbol caído, ni echarle la culpa a nadie, el propósito es que se pueda lograr una verdadera asignación de recursos financieros, en sinergia con instituciones, públicas y privadas, comunidad en general, para que se le devuelva la vistosidad que algún día tuvo, (de eso, no hace mucho) y torne a ser un lugar armónico de encuentro familiar, recibo de turistas, porque ella, también cuenta muchas anécdotas e historias vividas.

Como siempre… un
poquito de historia
La popularmente llamada Plaza Miranda, no pensada, no planificada solo un jardín, que formaba parte de lo que hoy es el Centro de las Artes y otrora el Cuartel del Capitolio (entre otras funciones que también se ejercieron allí); poco a poco se dieron los pasos para ser en definitiva una plaza y con ello, rendir homenaje, en principio, a cuatro ilustres hombres que dejaron sus huellas imborrables en las líneas de la historia de la construcción del Altar de la Patria. Por supuesto, ese sueño no logró cumplirse y los bustos de bronce se perdieron producto del abandono, la desidia y la poca responsabilidad.
Gobernadores vinieron, gobernadores pasaron y también se fueron, y la popular Plaza Miranda, que era un jardín, por orden del gobernador Godoy (1913), pasa a ser Plaza Juan Bautista Dalla Costa, homenaje a quien se considera uno de los gobernadores más progresista que tuvo el estado Bolívar. Este reconocimiento no alcanzó los frutos deseados, porque el pueblo, continuaba llamándola Plaza Miranda. Costumbre que obligó a las autoridades a retirar el busto de Dalla Costa, reubicarlo y solicitar el esculpido de una estatua pedestre del Generalísimo Sebastián Francisco de Miranda, estatua que jamás vio luz en el centro de tan querida plaza. Por lo que los miembros de la Logia Asilo de Paz, donaron un busto, el cual se mantiene incólume con vista al sur, como vigía garante de paz. Como ya hemos dicho, anécdotas, cuentos e historias muchos.
Para concluir, urge una merecida restauración y recuperación de la Plaza Miranda, lugar de transito diario de muchos, lugar donde la chiquillada solía pasear en bicicleta, jugar pelota, o como en los últimos tiempos hacer ejercicio, sano esparcimiento y recreación, pero esa vistosidad la Plaza Miranda, la reclama a gritos, la iluminación, recuperación de las lámparas y reubicación de las mismas para su conservación, siembre de plantas ornamentales verificación del suministro de aguas blancas que allí todavía se encuentra para el riego diario de las mismas y que logre integrarse a ese remozamiento, en fin, necesario y obligante es la recuperación total de la Plaza Miranda, por lo que a todas luces, solo hacemos un llamado de atención para que prontamente sea recuperada para el disfrute de propios y visitantes.

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